Por LUCIANO GARÓFALO / Dirigente político
El Presidente Javier Gerardo Milei viajó exclusivamente a la ciudad de Ushuaia en la provincia de Tierra del Fuego, para reunirse a la medianoche con la generala del ejército estadounidense Laura Richardson, comandante del Comando Sur. En la comitiva acompañaron al presidente su hermana Karina Milei, el ministro del Interior Guillermo Francos, el jefe de Gabinete Nicolás Posse, y el ministro de Defensa Luis Petri.
En la misma semana en la que decidió quedarse en la Ciudad de Buenos Aires para los actos de conmemoración de un nuevo aniversario del comienzo de la guerra de Malvinas, Milei, en una muestra de total pleitesía, sí viajo a la provincia de Tierra del Fuego para reunirse con la alta comandante del ejército norteamericano.
El encuentro bilateral comenzó con la entonación de ambos himnos y luego, la Marcha de las Malvinas. En ese momento, quedo expuesto al papelón de la transmisión que ni más ni menos que el ministro de Defensa, Luís Petri no sabía la letra de la canción patria. Además, en una clara muestra de improvisación total, como no tenía nada preparado, Petri eligió no dar un discurso.
Al momento de hablar el presidente, en un discurso en que en todo momento demostró un cariño desmedido hacia el país del norte, señaló que “hoy el mejor recurso para defender nuestra soberanía y para abordar de forma exitosa estos problemas es precisamente reforzar nuestra alianza estratégica con los Estados Unidos y con todos los países del mundo que defienden la causa de la libertad”. Sin embargo y como era de esperar, no le pidió explicaciones a Estados Unidos sobre la base militar de la OTAN en las Islas Malvinas.
En sintonía con estos gestos a la Casa Blanca, que limitan internacionalmente al país y solo en su imaginario lo hacen creer importante, el presidente Milei decidió congelar todos los emprendimientos que proyectaba la República Popular China en Argentina para consolidar su fortaleza geopolítica en abierta obediencia a los designios y gustos de Estados Unidos. De esta forma se suspendieron las obras de las represas hidroeléctricas en Santa Cruz, se descartaron que empresas chinas participen en la Hidrovía, y se canceló la construcción de las centrales nucleares en Buenos Aires. Además, para comparecer a los deseos de Richardson y Washington, se descartó que China acceda a mayores yacimientos de litio y minerales raros en todo el país. Es clave recordar que, hace un tiempo, fue la generala estadounidense quien destacó al litio como “necesario para la tecnología actual” y remarcó la importancia del territorio argentino al señalar que “el 60% del litio del mundo está en el triángulo de litio entre Argentina, Bolivia y Chile”.
Además, en su última comparecencia frente al Capitolio, Richardson alertó sobre las intenciones de China de construir un puerto multipropósito en Río Grande destinado a monitorear el paso bioceánico. Es así como el presidente Milei ni siquiera reclama el avance británico sobre el Mar Argentino y además le cumple los pedidos fielmente al gobierno estadounidense.
Por otro lado, Milei, sin consultar a los gobernadores patagónicos, hizo referencia a una base naval que Argentina levanta con el respaldo de los Estados Unidos en la región. A simples cuentas, esto significará que China ya no tendrá argumentos para financiar un puerto multipropósito en Río Grande que pensaba administrar. Como respuesta a esto, el gobernador de Tierra del Fuego Gustavo Melella, que está a favor del puerto financiado por el estado asiático, no recibió al Presidente como indica el protocolo de estilo.
De esta manera quedan, una vez más, expuestas las intenciones de Javier Milei y su idea de política de estado, promoviendo los lazos con Estados Unidos, que siempre lastiman al pueblo argentino y lo hacen perder soberanía sobre su tierra y recursos, como podemos comprobar en la reciente historia de los dos últimos siglos.
Como marco de la ridícula época que nos toca padecer bajo su mando, queda la imagen final del acto, donde Milei grita su típico grito “viva la libertad carajo”, nadie del auditorio aplaude y los funcionarios yankees, ríen.