Por SILVANA GIUDICI / Dirigenta de Juntos por el Cambio
se permanente afán por controlar la opinión y el pensamiento, que en la Argentina reaparece cada vez que el kirchnerismo gobierna, vuelve a colarse por las instituciones oficiales.
La periodista y actual funcionaria Myriam Lewin, siempre tan dispuesta al control editorial de internet y redes sociales, ha decidido ahora extender el alcance de su observatorio NODIO al PAMI.
Bajo el formato de un “Curso Virtual de Desinformación y Personas Mayores” la Defensoría del Público junto a la titular del Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados -PAMI-, Luana Volnovich, convocan a todos los afiliados del sistema a entrenarse en una campaña “Anti Fake-News”.
Destacado como una sección relevante en el sitio web que los jubilados utilizan para solicitar turnos o asesoramiento sobre salud o distintos trámites, aparece un recuadro destacado con un gran titular para inscribirse en un “Curso Anti Fake News”.
Otra vez, aplicando el marco conceptual del NODIO, las funcionarias proponen desde un organismo estatal, un entrenamiento para “enseñar” a consumir contenidos en internet con la misma visión altanera y profundamente antidemocrática que supone a la “verdad periodística” como un axioma a determinar por un funcionario o un docente del staff del PAMI.
Considerando así que la población adulta mayor, o el resto de la ciudadanía, está incapacitada para decidir sobre la preferencia, la veracidad o falsedad de la información o pretender que el discurso de odio no es identificable y solo unos iluminados ayudarían a detectarlo, ponen al organismo destinado a proteger la salud de los jubilados a denigrar el libre albedrío de sus afiliados.
Esta mecánica es además invasiva de las libertades individuales. En la mencionada web deben consignarse, datos personales para la inscripción al curso, a fin de quedar seleccionados a una especie de “becas” para aprender a identificar el discurso de odio, y falsedad de las noticias de los medios bajo la siguiente leyenda: Te invitamos a participar del curso virtual “Desinformación y Personas Mayores”. En esta capacitación desarrollada entre la Defensoría del Público, PAMI, la Universidad Nacional de Quilmes y la UNESCO vas a aprender a defenderte de la desinformación y de las fake news que circulan en los medios de comunicación y en las redes sociales. Además, vas a adquirir habilidades para decidir qué tipo de contenidos podés compartir de manera responsable.
La ideologización de las instituciones y organismos del gobierno no es nueva. En septiembre de 2012, en la AFIP, ya había recurrido a los formularios de contacto para recabar información sobre las preferencias periodísticas de los ciudadanos, preguntas dirigidas a saber que medio audiovisual y diarios consumían y a que periodistas escuchaban en radio iban incluidas en una encuesta de 23 preguntas que se tomaba en todas las sucursales del organismo.
En la provincia de Buenos Aires, se imprimieron manuales por los 40 años de democracia cancelando la gestión del último gobierno de Cambiemos y representando como fundacionales de los DDHH a los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner.
Desde la Defensoría se imprimieron manuales para el tratamiento del tema Malvinas en los medios de comunicación y desde el INADI instrucciones para periodistas e hinchas que concurrieron al último mundial de fútbol en Qatar.
Esta manía uniformadora del discurso y la imposición de una determinada ideología en todos los ámbitos gubernamentales, es una acción reñida con la libertad de expresión y pensamiento, que la Constitución establece como garantía para todos los ciudadanos.
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Podemos citar muchos otros ejemplos, en Santa Cruz una trivia televisiva del canal de Rudy Ulloa obligaba a estudiar la vida de Néstor Kirchner para ganar viajes estudiantiles; en Formosa es usual que los docentes hagan entonar a los alumnos de primaria himnos con loas al gobernador Insfrán.
Pero lo más grave de este caso, es la posibilidad de que se utilice un organismo oficial para capacitar a adultos mayores sobre la falsedad o veracidad de las noticias periodísticas, o para “identificar” supuestos discursos de odio, como herramienta de adoctrinamiento. Ya sabemos, donde ubican el discurso de odio las autoridades del ejecutivo nacional. Hasta por cadena nacional han asegurado que el discurso de odio tiene su origen en la oposición, la justicia y los medios de comunicación.
Hemos recordado varias veces en los últimos años que todo intento de imposición de una versión oficial sobre hechos políticos, históricos o sociales desde organismos públicos, ya sean estos escuelas, universidades u oficinas públicas afecta el derecho de acceso a la información y la pluralidad con la que esta debe proveerse para cumplir los estándares impuestos por los Tratados de Derechos Humanos.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos expresa en su interpretación de declaración de principios que “la exigencia de veracidad puede implicar la censura casi automática de toda aquella información que es imposible de someter a prueba, lo que anularía, por ejemplo, prácticamente todo el debate político sustentado principalmente en ideas y opiniones de carácter netamente subjetivo”.
Nos preguntaremos a esta altura, ¿Por qué el PAMI decide instrumentar esta herramienta cuando los problemas más urgentes de los adultos mayores con la tecnología residen en poder agilizar la utilización de mecanismos digitales para efectuar trámites, o poder defenderse ante estafas o engaños virtuales?
La respuesta es simple, se debe a que el control del pensamiento ajeno es el anhelo principal de la fuerza gobernante. Durante las cuatro administraciones kirchneristas nunca abandonaron la aplicación de todo tipo de ideas estrafalarias. La Secretaría de Pensamiento, el Ciberpatrullaje, la regulación de las “redes sociales tóxicas” y ahora este curso del PAMI demuestran que la identidad colectiva del kirchnerismo perduró y se sostuvo, hasta ahora, en lucha por la imposición coercitiva de su ideología, y la uniformidad del relato. Enmascarados y con la complicidad desde ciertos sectores académicos o intelectuales, cualquier estrategia les es válida para perseguir la crítica y menospreciar la libertad de los ciudadanos.