Por GUSTAVO POSSE / Intendente de San Isidro
Desde la vuelta a la democracia el único gobierno no peronista que logró finalizar su mandato fue el de Juntos por el Cambio, que tuvo la particularidad de que también gobernó la provincia de Buenos Aires. Anteriores gobiernos nacionales sufrieron gestiones provinciales de signo contrario y su destino es conocido por todos.
Resulta indispensable para el país evitar que el gobierno bonaerense sea el refugio del kirchnerismo y La Cámpora. Fortalecidos allí podrán seguir dedicándose a lo único que saben hacer: oponerse a cualquier medida que intente corregir el rumbo del país, desestabilizar las calles y autoemplearse.
La provincia de Buenos Aires no tiene segunda vuelta, un solo voto de diferencia es suficiente para quedarse con la gobernación. Enfrentamos la apatía, el clientelismo y el hartazgo de la gente en relación a la dirigencia política. Esta es una elección central para el devenir de la Argentina.
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Necesitamos un triunfo en Buenos Aires para que la provincia sea el motor del país que queremos y evitar poner en juego la continuidad de un gobierno nacional conducido por la actual oposición. Si el propio gobierno del Frente de Todos es blanco permanente del desgaste del kirchnerismo, el cual forma parte del mismo, no es difícil imaginar a la presión que será sometido un futuro gobierno de Juntos por el Cambio.
La derrota del Frente de Todos en Buenos Aires le permitirá también al peronismo dar por terminado el ciclo hegemónico del kirchnerismo y comenzar un camino de transición hacia una nueva dirigencia con otros valores, ideas modernas y una apertura al diálogo para superar las actuales antinomias que nos paralizan y condenan a la miseria actualmente al 40% de nuestra población, cifra que atento a los actuales niveles de derrumbe económico irremediablemente crecerá.
De mantenerse Kicillof y el kirchnerismo en la provincia no sólo estaremos condenando a los bonaerenses a otros cuatro años de descomposición social sino que pondremos en jaque la sustentabilidad del gobierno nacional creando una agencia de empleo en provincia para todos los cesanteados en la Nación.
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El propio Aníbal Fernández ya alertó sobre el incremento del narcotráfico y la posibilidad de que Buenos Aires se convierta en una nueva Rosario, así como implícitamente reconoce que generaron un escenario de convulsión social que explotará cuando sean oposición- Esta realidad es un gran desafío al que tenemos que hacer frente.
Las últimas PASO registraron la menor participación electoral desde la vuelta a la democracia: 67,6% del padrón, cinco puntos menos que en las elecciones anteriores.
En lo que va de 2023 ya suenan algunas alarmas: la interna realizada en La Pampa (que no fue obligatoria) convocó a menos del 20 por ciento de los electores; de la elección en La Falda, Córdoba, participó sólo el 51.73% del padrón, de la realizada Río Negro, el 33 % no se presentó ante las urnas (7 puntos más de ausentismo que hace 4 años).
Estos datos no son otra cosa que la consolidación de un círculo vicioso: la ciudadanía se desencanta, no participa y deja que la elección se defina en su mayoría por los electores cautivos (muchos de ellos rehenes de un plan asistencial) y los más enojados que se volcarían presumiblemente a opciones reaccionarias.
De este modo, la resignación y la idea de que “este país no tiene arreglo” porque “todos los políticos son iguales” es facilitarle el camino a los que quieren que las cosas no cambien o bien a quienes proponen caminos impracticables con consecuencias impredecibles.
Es indispensable que desde Juntos por el Cambio se trabaje para llevar a los argentinos, en cada uno de los niveles de la elección, los candidatos más representativos de nuestras fuerzas.
Es nuestro espacio el que tiene que ofrecer la alternativa pero atento a la situación descripta, la misma no puede ser fruto de un mero acuerdo dirigencial sino de la mayor representatividad que muestren los estudios de opinión.
Asimismo, el o la dirigente debe acreditar una experiencia exitosa de gestión para dar credibilidad a sus propuestas. No podemos en este contexto llevar a una ciudadanía desencantada candidaturas que sólo representen intereses sectoriales.
Tenemos que llegar a las PASO con una oferta potente que tenga que ver con lo mejor que podemos ofrecer. Pongo especial énfasis en la provincia de Buenos Aires porque es el territorio que nuclea al mayor número de electores y va a ser central para la Argentina que viene. Si queremos torcer el rumbo de la decadencia de nuestro país es esencial que Juntos por el Cambio no sólo gane las elecciones nacionales sino también la gobernación de Buenos Aires.