En cada rincón del país te podés encontrar con excelentes tortas fritas, bizcochos de grasa o variantes de facturas, pero jamás faltan medialunas. Sean de grasa o de manteca, son parte de nuestra identidad gastronómica.
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DOMANI
Este lugar es un secreto, incluso para los que suelen moverse por el barrio. Sin redes sociales ni vidrieras tentadoras, pasa por una simple confitería en la esquina de Salguero y Castex.
Abrió sus puertas en 1905, cuando el español don Ramón Val instaló su panadería en un partido donde solo vivían 12 mil personas.
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LA VICENTE LOPEZ
Pueden ser dulces, crocantes y bañadas con almíbar para enfatizar esta última condición. Aunque en La Vicente López lo mejor es comerlas de grasa calentitas.
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nuna & co
Su creador es el pastelero Ariel Gravano, consagrado en 2017 como Campeón Argentino de Pastelería.
Ariel buscaba realizar productos típicos de panaderías argentinas con la mejor materia prima y técnica. Es así que decidió, no sólo hacer las mejores medialunas, sino ponerles distintos rellenos y baños.
Una pastelera joven y con gran energía. Toda una influencer en Instagram. Acaba de ampliar su local en San Isidro. Sus medialunas de manteca son una bomba.
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VALU RAMALLO
Hay varias panaderías llamadas La Esmeralda en distintos lugares. Ninguna tiene medialunas tan ricas como las de la confitería que está en Belgrano hace nada menos que 86 años.
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LA ESMERALDA
Las de manteca se destacan por su masa esponjosa y las de grasa son saladas y crocantes en su punto ideal. Por eso, a nadie le importa hacer cola en el local de la calle Juramento con tal de llevarse una bolsa de buenas medialunas.
¿Te tentaste?
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