La ciudad de Buenos Aires está llena de bares y confiterías notables. Muchos de estos locales han sido escenario de importantes acontecimientos históricos o lugares de encuentro de referentes de la cultura. Es el caso de la ya desaparecida Confitería Richmond.
Inaugurada en 1917, se encontraba ubicada en la calle Florida 468 en un edificio de estilo francés y rápidamente llegó a ser uno de los lugares de encuentro preferidos por la clase alta porteña. La construcción estuvo a cargo del arquitecto belga Julio Dormal, el mismo que terminó el Teatro Colón. El local se caracterizaba por sus sillas y sillones estilo Chesterfield, sus mesas Thonet y las arañas de bronce traídas de Holanda. Además, contaba con mesas de billar y un destacado menú con recetas exclusivas. Por aquel entonces, la calle Florida era una de las calles más concurridas y elegantes de la ciudad. Sus rasgos europeos la convertían en una importante atracción para los turistas.
En una época en la cual Buenos Aires se posicionaba como centro cultural y cosmopolita, pasaron por la Richmond los ilustres escritores del Grupo de Florida, como Jorge Luis Borges, Leopoldo Marechal, Victoria Ocampo, Ricardo Guiraldes, Oliverio Girondo, Pelegrina Pastorino y Raquel Forner, entre otros y otras. Estos grandes intelectuales crearon la revista Martín Fierro. Además, la confitería fue escenario de algunas escenas de la película La historia oficial, de Luis Puenzo, protagonizada por Norma Alejandro y Héctor Alterio.
DEL CAFÉ A LAS ZAPATILLAS
La Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires la declaró sitio histórico, pero esto no impidió que en 2011 la confitería cerrase sus puertas por problemas económicos. A partir de acá, el local fue alquilado a una marca de artículos deportivos; y la Richmond quedó reducida a unas pocas mesas que aún funcionan allí como una forma de “recordar” a la antigua confitería. Pero todo el esplendor que la hizo brillar como uno de los sitios de referencia cultural de la ciudad, se ha perdido por completo.