En el corazón del barrio de San Telmo, encontramos la denominada “casa mínima”. Esta fue parte de una vivienda de 1820 que tiene solo 2,50 metros de ancho y es la más angosta de la ciudad de Buenos Aires.
Su fachada cuenta con una puerta de doble hoja, un pequeño balcón y una ventana en el primer piso. La casa aún conserva los materiales originales: paredes de barro cocido y bosta, restos de antiguo revoque, vigas y puertas de madera. Tiene 13 metros de profundidad y se ubica en el Pasaje San Lorenzo y Defensa.
Este tipo de casas estaban destinadas a los “esclavos libertos” a quienes sus amos les asignaban un pequeño espacio para levantar sus viviendas, contiguo a su propiedad. Por mucho tiempo, los vecinos pensaron que efectivamente había sido la casa de una persona esclavizada. Sin embargo, investigaciones posteriores demostraron que esta teoría estaba equivocada.
Según investigaciones realizadas en el catastro de la época, en realidad, esta pequeña casa formaba parte de una propiedad mucho más grande perteneciente a distintas familias como los Lezica, los Peña y los Serrano. Es que en aquella época San Telmo era un barrio donde vivían familias de la aristocracia y la alta sociedad.
Sin embargo, las oleadas de inmigración y las epidemias hicieron que esas ricas familias se mudasen a otras zonas de la ciudad, por lo que barrios como San Telmo se poblaron de inmigrantes, criollos y personas esclavizadas liberadas. Así es que fueron apareciendo los denominados conventillos y eso sucedió con la estructura a la que pertenecía la Casa Mínima, que a través de los años estuvo en manos de distintos propietarios.
En la actualidad, la “casa mínima” forma parte del complejo histórico El Zanjón de Granados, una de las obras arqueológicas más importantes de Buenos Aires. Y se encuentra restaurada y abierta al público, ya que cuenta con el servicio de visitas guiadas.