Lo que el debate no debatió, ni debatirá

Por EDUARDO MACCHIAVELLI / Secretario de Proyección Federal y Secretario General de PRO

Estamos a menos de 20 días de las elecciones generales y en la recta final de la presentación de propuestas de los candidatos de cada espacio político. La opinión pública y los medios de comunicación se desarman en análisis para decidir cuál candidato se destacó en el debate y que performance estuvo más o menos a la altura de la circunstancia. Sin embargo, me propongo en estas líneas visibilizar lo que no se vio: los ejes temáticos que no fueron ni serán debatidos.

Argentina se enfrenta a tres diferentes modelos de país, diametralmente distintos y excluyentes entre sí. Es sabido que apoyo y trabajo por el modelo de país que propone Juntos por el Cambio, con la candidatura de Patricia Bullrich. Pero propongo estas líneas como disparador para que, la dirigencia política, la sociedad y los medios no dejemos en el olvido los temas que no serán puestos en discusión en el formato de debate propuesto por la Cámara Nacional Electoral.

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¿Podemos permitirnos un debate presidencial que no aborde temas como salud, relaciones con el mundo, federalismo, desarrollo regional y defensa? La realidad es tan grave como incontrastable. Las urgencias son tantas que necesitaríamos muchos más domingos para darnos el espacio de debate necesario de todos los temas estructurales de nuestro país.

Hace tan sólo tres años el Covid-19 paralizó todos los países con una pandemia que dejó casi 7 millones de fallecidos en el mundo y 130.472 muertos en la Argentina. Nuestro sistema de salud tuvo que reorganizarse y, con la entrega y profesionalismo de todos los trabajadores de la sanidad, se hizo todo lo que se pudo para salvar la mayor cantidad posible de vidas. ¿Estábamos preparados? ¿Estamos ahora preparados para enfrentar algo similar? ¿Somos conscientes del estado económico de nuestro sistema de salud? ¿Qué políticas estamos pensando para un tema central como este? Surgen cientos de preguntas que, lamentablemente, no podrán ser discutidas de cara a la sociedad.

Tampoco vamos a debatir qué tipo de relaciones queremos que tenga la Argentina con el mundo. Si nuestro objetivo es realmente que nuestro país retome la senda del desarrollo que alguna vez supo transitar, no podemos tener una mirada a corto plazo en este aspecto. En un mundo cada vez más polarizado entre Estados Unidos y China y con una guerra en curso en las puertas de Europa, nuestra ubicación geográfica y nuestros recursos naturales nos devuelven una gran oportunidad de desarrollo, pero a la vez nos pone frente a una gran responsabilidad. Podemos ser protagonistas del nuevo mundo, pero para ello debemos ser inteligentes al momento de plantear nuestra política exterior. Lamentablemente, tampoco es un tema que estará dispuesto a debate.

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¿Y de desarrollo federal tampoco vamos a discutir? La respuesta es no. Cada localidad, cada provincia, cada barrio, tiene sus propias dificultades y oportunidades, que deben ser estudiadas en profundidad. ¿Puede un funcionario de segunda línea con despacho en la Casa Rosada definir el futuro de cada una de esas realidades, cómodamente sentado mirando la Plaza de Mayo? Claramente, no. ¿Estamos en condiciones de pensar una política realmente federal?¿Vamos a debatir las políticas que potencien el desarrollo local y promuevan el arraigo? No podemos volver a caer en la mirada porteño céntrica que muchas veces domina nuestra realidad y debemos pensar políticas para un desarrollo federal en serio, que permita hacer crecer las economías regionales que generan desarrollo económico y social. Lamentablemente, tampoco será debatido.

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Finalmente, parece que tampoco debatiremos acerca de nuestra defensa nacional. Hoy la defensa no sólo se piensa en términos de hipótesis de conflictos con países vecinos, de guerras o invasiones. Los conflictos hoy son profundamente complejos, invisibles, muchos imperceptibles a luz de los ciudadanos de a pie. Desde el cuidado de nuestros mares y sus recursos naturales hasta el avance del narcotráfico por nuestras fronteras, nos encontramos frente a desafíos que la dirigencia debe debatir frente a la sociedad. Lamentablemente, no será la ocasión.

Celebro la realización de los debates presidenciales y estoy seguro de que fortalecen nuestro sistema democrático. Celebro también el interés que despertó en la sociedad, con altos niveles de audiencia tanto en televisión como en las transmisiones por streaming, lo que significa que aún la cosa pública sigue generando algún tipo de atracción. Pero no puedo dejar de marcar que los temas que no fueron ni serán debatidos hacen al proyecto de país que queremos construir. Ojalá podamos encontrar los espacios para hacerlo.