Desconectarse de la rutina es una necesidad que nos ayuda a lograr ese bienestar que, por momentos, tanto necesitamos.
A unas tres horas y media de la ciudad de Buenos Aires, se encuentra este destino al que siempre querés volver. Gente cálida y un abanico de atractivos.
Valle del Picapedrero: Ofrece una propuesta de aventura en interacción con el medio ambiente.
Cerro Centinela: Se puede hacer cabalgatas, tirolesa y rápel.
Se puede llegar navegando en embarcaciones que parten del puerto de Tigre. El trayecto demora unas dos horas y media.
Una escapada en pareja o con amigas a las que les guste el vino.
Recorrer las bodegas y probar un buen tannat en Narbona; reservá una degustación con anticipación.
A poco más de una hora de la Ciudad de Buenos Aires. Un recorrido a pie por el pueblo que conserva su estructura arquitectónica original puede ser el puntapié inicial de la escapada.
Chacra Los Cardales, donde grandes y chicos podrán interactuar con los animales de granja y hacer actividades.
Para quien le gusta la aventura, un inolvidable paseo en globo aerostático permite sentir el placer de flotar y apreciar desde las alturas del encanto del campo.
Este balneario ha vuelto a resurgir de la mano de surfers. Allí encontraron su lugar generando una movida trendy para pasarla bien en contacto con la naturaleza.
Recorrer las playas bajando por los acantilados y maravillarse con el paisaje (Playa de los Lobos, Luna Roja, La Redonda).
Vale la pena visitar el Parque Energético en el camino que conduce a Miramar.
Reservas naturales con senderos en los humedales, pueblitos satélites como Liebig para recorrer a pie y conocer su historia.
Se puede ir en bici a las termas, recorrer la ciudad o explorar la naturaleza en la Reserva Río de los Pájaros, un humedal con unos 900 metros de trayecto.
Un paseo en lancha para descubrir la naturaleza del río Uruguay y recorrer senderos en la selva junto con un guía naturalista.