La Argentina: Un ejemplo de la involución

Por ALEJANDRO MANSILLA / Presidente del Movimiento de Reafirmación Peronista

En el transcurso del Siglo XIX, luego de la Revolución de Mayo, los hombres que gestaron esa enorme determinación de construir los cimientos de la Patria pensaron que podían llevar a la naciente Provincias Unidas del Río de la Plata a compararse con las naciones de la Europa septentrional, dónde las Revoluciones Inglesa y Francesa marcaron el devenir de la humanidad.

El protectorado de Oliver Cromwell garantizó las libertades individuales durante su gobierno y la concreción del Derecho del Hombre forjada por los intelectuales y burgueses parisinos son aspectos culturales que se introdujeron primero en aquellos jóvenes idealistas de 1810 y luego en la Generación de 1837 que, con Alberdi y Echeverría a la cabeza, marcaban las críticas constructivas a la gestión de Juan Manuel de Rosas.

Toda Revolución necesita una preparación, una ejercitación y una resolución. Sus liderazgos comúnmente son dirigentes formados intelectual y militarmente. Para llegar a concretar dicha Revolución es necesario convencer a las masas que, por sus características, son vulnerables y fácil de dominar.

La burguesía, sumado a grupos filosóficos, culturales y militares, promueve por la propaganda y la persuasión el acto violento para la toma del poder, y cuando logra los objetivos permite como primer paso que los pobres sacien su sed de venganza, siendo la usurpación y el saqueo monedas corrientes. El tema es el segundo paso, cuando los pobres se extralimitan, surgiendo de esta manera un orden revolucionario promovido por una Policía Secreta que impone la Justicia según el criterio del Líder, que pasa de ser el benefactor al dictador.

En la Argentina, la Sra. Vicepresidente de la Nación, Dra. Cristina Fernández de Kirchner, desde que asumió sus funciones viene promoviendo por medio de sus grupos de intelectuales y la masa arraigada una Revolución dentro de su propio gobierno, algo parecido que hizo Mao Tse Tung, cuando el Partido Comunista Chino lo destituyó del cargo por la crisis alimentaria y económica que dejó la obsoleta producción de acero de mediados de 1950, dónde los campesinos dejaron de producir alimentos para dedicarse a la elaboración de metal y como este era de baja calidad, la Unión Soviética desestimó su compra y China se encontró con una hambruna severa. 

La presión ejercida por Cristina Fernández pone contra las cuerdas a Alberto Fernández, que a todo esto fue uno de los que logró con Massa primero, y con Randazzo luego, de que el kirchnerismo no prosperara en dos elecciones legislativas decisorias, la de 2013 y 2017. Conllevando a que Cristina lo citara para que encabezara la formula presidencial del Frente de Todos, logrando desterrar al macrismo de la presidencia en 2019 y por otro lado, haciendo que Alberto sea el hazme reír de la política nacional.

Todas estas movidas palaciegas generan involución, principalmente en el aspecto educativo, siendo esta columna de la gestión gubernamental copada por izquierdistas a la veleta que por la anuencia de Alfonsín y Menem, socavaron a las organizaciones gremiales con su dogma arcaico y desterraron por completo la calidad de formación e instrucción en las escuelas públicas. Cuando Abel Posse y Soledad Acuña dicen verdades, salen estos pimpollos de Marx a pretender seguir imponiendo la deformación por sobre el mérito, dejando en el olvido a los precursores de la cartera ministerial como Oscar Ivanissevich, Armando Méndez San Martin o Francisco Marcos Anglada.

En un país dónde importamos personas pobres de Bolivia, Paraguay y Perú, siendo el Estado Argentino con sus recursos monetarios el que debe garantizar la salud, la educación, la propiedad y la asistencia social de estas comunidades sin que se reciba un solo dólar por parte de estos países hermanos, se los introduce en cualquiera de los planes que emanan del Ministerio de Desarrollo Social y el Ministerio de Trabajo, sin que cumplan ninguna contraprestación. La única labor es la de ir a marchas, piquetes o tomas con la obligación de que además los beneficiarios de estos planes sociales deben colaborar con el “diezmo” como si fuera un ente religioso, haciendo que 5 o 6 vivos que a costa del pobre navegan por los mares de la riqueza y ejercen presión para luego obtener cargos públicos de relevancia. Es claro que los planes como los cargos públicos se cubren con los 160 impuestos que pagan los hombres y las mujeres que a duras penas tienen un trabajo registrado.

La corrupción, la impunidad, los gallitos bajo el brazo y demás tertulias de la política nacional, hacen de que este país rico por dónde se lo mire termine en una decadencia profunda. Me hace acordar a un cuento que una vez me contó un pastor evangélico que dice así: “Dicen que Dios mientras iba ajustando su creación llevaba consigo una canasta de naranjas y colocaba una en cada país, lo que significaba que nadie tuviera más que otros. Pero caminando por el Sur del Globo Terráqueo se tropezó y se le cayo la canasta con todas las naranjas en un país llamado Argentina y Dios para solucionar este desliz decidió que como ese país iba a tener más riqueza que los demás, había que enviar malos políticos para equilibrar las cosas”

La Argentina debe dejar de ser un Cambalache o una Moraleja, y a mi entender por medio del dialogo democrático se debe tomar el control y llevar nuevamente a este país a la cumbre de la Universalidad, dándole a su gente prosperidad, dignidad y felicidad.