Por DANIEL RODEGHIERO / Director de Sección Ciudad y consultor en comunicación @danielrodeghiero

Ser el corazón de la Ciudad tiene su precio. Caballito, un barrio tradicionalmente de casas bajas, chalets y vida familiar, ha sufrido en las últimas dos décadas una transformación tan vertiginosa como caótica. Grúas, demoliciones y torres de más de veinte pisos son hoy parte de un paisaje que cambió para siempre. Pero mientras el cemento avanzaba, la infraestructura de servicios se quedó en el tiempo, y hoy los vecinos pagan las consecuencias.
EL HOSPITAL DURAND COLAPSADO
En principio, se vive una saturación en el sistema de salud. El Hospital Durand, referencia en la zona, y los centros de salud barriales a menudo trabajan al límite de su capacidad para atender una demanda que no para de crecer.

“HAY TORRES PERO NO INFRAESTRUCTURA DE SERVICIOS”
El origen de muchos de estos problemas, según los vecinos organizados, es el descontrolado boom de la construcción.

“El Código de 2018 fue una sentencia de muerte para la identidad de Caballito”, afirma un referente de la agrupación vecinal SOS Caballito. “Permitieron torres en calles internas donde no hay infraestructura para soportarlas. Los servicios de luz, agua y cloacas viven colapsados porque fueron pensados para un barrio de casas bajas. En verano, los cortes de luz son moneda corriente“.
“Caballito es el ejemplo perfecto de una planificación urbana al servicio del negocio inmobiliario y no de los vecinos. La falta de inversión en infraestructura social mientras se habilitan excepciones para construir es una política deliberada del Gobierno de la Ciudad”, dicen.
INSEGURIDAD Y CAOS DE TRÁNSITO
Ser uno de los barrios más poblados y un nudo de transporte clave también tiene su correlato en la inseguridad y el tránsito. Los robos de celulares y las entraderas son una preocupación constante.

“A la tardecita hay que estar con mil ojos por los arrebatos, sobre todo en los alrededores de Acoyte y Rivadavia. A eso sumale que es imposible estacionar. Muchos clientes dejan de venir porque no tienen dónde dejar el auto. Vivimos en un embotellamiento permanente”, dice Gustavo, dueño de un local sobre Acoyte.
“ESTAMOS AL TANTO DE LOS RECLAMOS DE LOS VECINOS”
Desde el Gobierno de la Ciudad y la Junta Comunal 6, aseguran ser conscientes de los desafíos que presenta el crecimiento del barrio.
“Somos una comuna con mucha densidad de población y eso genera tensiones en la infraestructura. Se está trabajando en conjunto con AySA y las empresas de servicios para realizar obras de modernización de la red. Desde la Comuna, atendemos permanentemente los reclamos de mantenimiento del espacio público, como veredas, luminarias y la puesta en valor de plazas como el Parque Rivadavia, para dar respuesta a las necesidades de los vecinos”, afirman desde la Junta Comunal 6 a SECCIÓN CIUDAD.
Mientras tanto, los habitantes de Caballito sienten que viven en una olla a presión. Aman su barrio, su ubicación y su historia, pero exigen una pausa en la construcción y un plan de inversión urgente que devuelva la calidad de vida a la que estaban acostumbrados. La pregunta que resuena en sus calles es si el corazón de Buenos Aires podrá volver a latir a un ritmo saludable antes de colapsar.