La Escuela Álamos anunció por WhatsApp a los padres que “pasen a buscar los boletines o pases con tiempo porque el el colegio cerrará mañana a las 12″. Se trata de una institución con formación Inicial, Preescolar y Primaria.

La causa, según dicen, se debe a la la baja natalidad sumado a los costos altos de mantenimiento edilicio y la situación post pandemia dejó a muchas escuelas vulnerables.
El año pasado, el colegio ubicado en Jerónimo Salguero 165, en el barrio de Almagro terminó con todos los grados en primaria, pero este año, solamente quedaba primer grado, cuarto, quinto y séptimo. A finales de mayo, cuarto y quinto se unieron por la poca cantidad de alumnos que había: apenas quedaban ocho. Jardín, por su parte, ya estaba todo integrado.
También había problemas con las docentes. En séptimo grado hubo por lo menos cuatro maestras este año y al final hasta dio clases la directora. “Al poco tiempo nos enteramos de que había cerrado sexto grado, porque no llegaban al mínimo para que tengan el aula abierta. Lo mismo pasó con tercer grado. Séptimo era el que más tenían y eran 11. Mi hija está ahí desde segundo grado y estaba con una maestra integradora porque tiene certificado de discapacidad, habíamos decidido esperar para que por lo menos los chicos terminaran juntos. Nunca nos imaginamos que iba a ser tan rápido. Me imaginé que por lo menos iba a terminar el año”, contó Leticia Ríos, madre de una alumna, a La Nación.
“A mediados de mayo les mandé un mail con mi preocupación, y no me contestaron. Al día siguiente me llamó el dueño y me manifestó que nos quedáramos tranquilos porque estaban tratando de recomponer la situación. Le pedimos una reunión para que lo informe a todas las familias y se negó”, detalló. Y recordó que incluso llegaron a matricular a una nueva compañera de su hija a mitad de marzo.
Todo se desencadenó la primera semana de junio. El martes 3 la directora le pidió a Leticia que retiraran a su hija porque ella, que era quien estaba a cargo del curso por falta de docentes, no iba a poder dar clase. Ese día ya había algunas familias pidiendo el pase a otros colegios. Al día siguiente también la fue a retirar porque la maestra integradora le comunicó que solo había tres alumnos. El colegio nunca se comunicó. Fue una madre quien el jueves 5 informó que cerrarían y que debían ir a retirar los boletines al día siguiente. “Nadie nos explicó nada. Es demencial. Hasta es irregular el boletín que nos dieron el viernes; todo es una locura”, dijo Leticia.
Y agregó: “El punto es cómo este colegio estuvo en funcionamiento y cómo es que no hubo alguna sanción. Es indignante la maniobra que han tenido. Son chicos, no puede ser que los lleven de un lado para el otro”.
Desde el Ministerio de Educación de la ciudad de Buenos Aires afirmaron que “se trata de una institución privada y por tal motivo recibió acompañamiento en lo pedagógico y administrativo cuando inició el proceso de cierre. Se acompañó también en el seguimiento para que cada alumno sea reubicado en otra escuela. La escuela Álamos no recibía aportes gubernamentales; no tenemos información de con cuántos días de antelación se les avisó a las familia”, detallaron.
MAL MOMENTO PARA LOS DOCENTES
Por su parte, las docentes también relataron irregularidades y varias de ellas están en conflictos judiciales con los dueños de la institución, que no contestaron a la consulta de LA NACION. Según coincidieron las docentes, recibían el sueldo en cuotas, y algunas incluso llegaron a comenzar en junio sin haber percibido el último pago completo.
“La situación en el colegio es lamentable. Actualmente no nos estaban pagando como corresponde, los pagos se iban alargando cada vez más. A algunas nos terminaron de pagar el sueldo el día 20 y esto viene pasando desde principio de año. Yo estoy trabajando desde 2024 y solo tengo tres recibo de sueldo. Descubrimos también que no tenemos aportes de los meses del verano”, contó a este medio Anabella Gonzales, profesora de inglés.
Todas mencionan irregularidades con los sueldos y muchas presiones. “No nos permitían tomarnos licencias. Mucho maltrato a los docentes, muchas amenazas cuando se faltaba por una enfermedad. Siempre nos hicieron mal los recibos de sueldo para pagarnos la mitad de lo que correspondía de aguinaldo. Siempre nos pagó mal en tiempos, cada vez peor. En abril era 14 del mes y no habíamos cobrado. Cuando cerraron tres grados, supuestamente nos iban a indemnizar esas horas, que era lo que correspondía, y obviamente nunca se hizo”, coincidió Florencia, profesora de plástica.
“Siempre les mintieron a los padres. Me han pedido que esté presente en reuniones de padres de principio de año y les mentían. Les decían que iban a tener a la tarde nuevas materias, como robótica y computación, y se la pasaban mirando películas. También les mentían respecto de los materiales. Les hacían pagar una cuota de materiales que supuestamente les iban a dar y era mentira, jamás les dieron, ni a nosotras las docentes. Todas las docentes teníamos que poner de nuestro bolsillo para conseguir lo que fuera que necesitáramos, un afiche o lo que sea”, describió respecto al vínculo con las familias.
También marcó que la escuela únicamente tenía directora, no había vicedirectora ni secretaria.
“Siempre sostenemos que la educación de gestión privada en la Argentina es imprescindible, ya que permite a las familias elegir el proyecto educativo que mejor se adapte a sus valores. Detrás de cada escuela hay un esfuerzo enorme, incluso cuando la sostenibilidad económica es difícil. Hoy, las escuelas privadas enfrentan desafíos como el aumento de costos, la baja natalidad y la necesidad de invertir en tecnología y confort, lo que hace aún más valioso el compromiso con una educación de calidad y diversa”, dijo Martín Zurita, secretario ejecutivo de AIEPA Asociación de Institutos de Enseñanza Privada de Argentina.