Cuando Yanina Noguera camina, se adueña de la escena. Ella atrae miradas atentas y curiosas, aunque también están los que la esquivan. Lo seguro es que su presencia no le es indiferente a nadie.
Yanina Noguera es jefa de la División Unidad Táctica de Pacificación de Barrios II, una dependencia de la Policía de la Ciudad dedicada casi exclusivamente al control operativo del Barrio Zavaleta. Allí arribó en agosto de este año después de su paso por el Rodrigo Bueno.
Es la primera mujer en ejercer ese cargo en el Zavaleta. “Sentí que fue un desafío enorme. Ser la primera mujer como jefa es una oportunidad que tengo para demostrar que nosotras podemos llegar a los puestos de liderazgo y cumplir la función correctamente”, afirma la Comisario. Y agrega: “Muchas veces recibo palabras hermosas de las chicas policías. Me dicen que están orgullosas de mí, que les gustaría llegar a una función alta como me pasó a mí”.
No obstante, Noguera enfatiza: “Todos tenemos la oportunidad, sean hombres o mujeres, de llegar a altos cargos. Lo importante es capacitarse para la función que van a ejercer”.
Noguera se inscribió a la Escuela de Cadetes a sus 17 años, mientras transitaba los últimos meses de la secundaria: “Elegí ser policía desde muy chica porque siento una profunda vocación de servicio hacia los demás”.
Egresó a sus 20 años y, como todavía no existía la Policía de la Ciudad, inició su camino profesional en la División de Suboficiales y Agentes de la Policía Federal. “En ese momento, el personal femenino era escalafón de apoyo. Después se hicieron cambios institucionales para que pasara a ser personal de seguridad, entonces empezamos a cumplir funciones operativas como el resto de los compañeros”, explica Noguera.
“Era muy joven cuando ingresé a la fuerza y sentía en parte la protección de mis compañeros. Me acompañaban y me ayudaban para que aprendiera todo lo que necesitaba para desarrollar mi función”, expresa la Comisario, que enumera de memoria todas las dependencias en las que estuvo.
Según el jefe de Gobierno Jorge Macri, “la Policía de la Ciudad tiene una actitud proactiva para enfrentar, prevenir y atacar el delito en todas sus formas”. Este año aumentó la presencia policial en los barrios porteños de 18 mil a 20 mil efectivos, así como se implementó el uso de armas de baja letalidad, las Taser y las Byrna, en zonas muy concurridas y se colocaron más de 100 Puntos Seguros en los espacios verdes de la Ciudad para que cualquier persona pueda llamar al 911, dar alerta y recibir ayuda rápida ante delitos o emergencias.
La hermana mayor de Yanina Noguera quiso inscribirse en la Escuela de Cadetes, pero como estaba embarazada y la fuerza no permitía el ingreso de agentes con hijos, no pudo. Aquella limitación institucional se actualizó más tarde y logró incorporarse a la Policía Federal.
En la fuerza también trabaja su hermana menor. “Cuando nos juntamos, siempre hablamos de la policía. Cada una cuenta sus experiencias y nos damos consejos para mejorar como profesionales y lo que estamos haciendo diariamente”, relata la Comisario con una sonrisa. “Las tres amamos la Policía”, sentencia.
“Mi familia me acompaña y apoya. Me siento muy contenida por mis seres queridos”, apunta Noguera. Ella también es madre de tres hijos quienes, a veces, le dicen que tienen miedo y le piden que se cuide. Cuando eso sucede, la Jefa les transmite tranquilidad: “Trato de que sepan que voy a trabajar, a hacer lo que tengo que hacer. Nací para eso, entonces lo tengo en la sangre”, sostiene.
A pesar de comandar una dependencia en uno de los barrios más conflictivos de la Ciudad, Noguera no tiene miedo. Al contrario: lleva la determinación en la mirada.
Sin embargo, una vez ella quedó junto con sus colegas en medio de un enfrentamiento armado entre dos grupos en el Barrio Mitre. Uno de sus compañeros resultó gravemente herido y debió ser trasladado de urgencia.
Dice que tuvo miedo: “Fue realmente una lluvia de balas y una situación muy difícil, pero obviamente vos tenés que luchar contra él. No solamente contra el miedo, sino un montón de sentimientos que te pasan en ese momento. Tenés que evaluar que sos el responsable de un montón de personas que dependen de vos y en ese contexto los miedos quedan a un costado”. Entonces, se retracta: “No lo llamaría miedo. Son un conjunto de sentimientos que te impulsan para adelante y a tomar mejores decisiones”.
“El Barrio Zavaleta está controlado”, asegura Noguera. “Desde que llegó la Policía de la Ciudad cambiaron muchas cosas: la visión hacia la fuerza, la prevención que se realiza en el barrio patrullando de a pie, con los diferentes móviles que tenemos, con la colaboración de los sistemas de cámaras. Podemos llegar a decir que acá tenemos una buena reacción”, continúa.
Noguera indica, asimismo, que los vecinos tienen una devolución positiva para con los oficiales: “Están contentos porque se nota la presencia policial, la prevención. Cuando los chicos van a la escuela y salen de la escuela pueden ir tranquilos”.
Su jornada laboral va de 8 a 20. En ese tiempo se anoticia de lo que sucedió durante la noche, fiscaliza al personal que se distribuye por toda la jurisdicción, recorre el barrio y se comunica con los vecinos. Si sucede una emergencia en su ausencia, ella se presenta tan rápido como puede.
“Me siento reconocida tanto por la sociedad como por mis compañeros y mis jefes y tengo que resaltar mucho el trabajo de mi personal. Me responden a las órdenes como yo espero y mucho más. Ellos hasta tienen actos heroicos por los que me siento inspirada para seguir comandándolos”, señala la Comisario.