Fue en 2014 cuando apareció en la plazoleta Ginastera, en el barrio de Retiro, el primer huevo macizo de 4.50 x 2.60 metros. Se trataba de una replica de la obra “Nosotros afuera”, de 1965, y le rinde homenaje a su creador, el excéntrico artista marplatense Federico Peralta Ramos, fallecido en la Ciudad de Buenos Aires en 1993.
Ese primer huevo abrió la puerta a varios más que cubrieron los distintos barrios porteños. Luego se siguieron expandiendo por los espacios verdes de Vicente López. Estas obras de arte son más pequeñas, miden 1.71 x 1.28 metros y pesan 3,3 toneladas de peso. Su creador es el diseñador industrial Juan Blas Doberti. La intervención se llama “Vida: Conciencia planetaria”.
Según el artista, “cada huevo constituye un símbolo de vida. Establece un registro perdurable de una emergente conciencia planetaria”.
“La finalidad de estas esculturas urbanas territoriales es establecer un registro perdurable del deseo universal de preservación de la vida planetaria. Elegí hacer huevos porque encontré en ellos la representación más contundente de la idea de la vida. Es un diseño que refiere a la universalidad de una forma primaria de vida que el mundo entero reconoce a través de los tiempos y sus civilizaciones”, afirmó Doberti.
“La elección de los lugares en los que están emplazados tiene que ver con el espíritu de la obra. Son lugares libres donde se integran a la sociedad sin alterarla“, comentó.