En pleno corazón del barrio porteño de Palermo, se encuentra el emblemático Palacio Bosch. Se trata del edificio donde funciona la Embajada de Estados Unidos desde hace nueve décadas.
Si bien el Palacio Bosch tuvo algunos cambios e intensas restauraciones, su estado de conservación es excelente. Es una de las mansiones más emblemáticas de la Ciudad.
INAUGURACIÓN DEL PALACIO BOSCH
Ernesto Bosch y Elisa de Alvear es el matrimonio que impulsó la construcción de dicho palacio a comienzos del siglo XX, cuando se mudaron de París a Buenos Aires.
Bosch llegó para ocupar el cargo de ministro de Relaciones Exteriores. Junto a su esposa, intentaron recrear el palacio que habitaban en la capital francesa. Su objetivo era contar con el espacio suficiente para organizar grandes reuniones. Es por eso que, tras una larga búsqueda, la pareja contrató al arquitecto francés René Sergent, que dirigió toda la obra desde Europa, con la ayuda de los arquitectos argentinos Eduardo María Lanús y Pablo Hary.
De esta manera, la construcción del Palacio Bosch comenzó en 1911 con todos los materiales que llegaron desde Francia. Esos traslados se dificultaron por darse en el marco de la Primera Guerra Mundial, en 1914. Los viajes cruzando el Océano Atlántico se complicaron y hasta hubo pérdidas de cargamentos. La escalera y gran parte de la “boisserie” fue encargada en dos ocasiones, dado que el primer envío no llegó a Buenos Aires como consecuencia del estallido de una bomba que logró hundir el barco donde se trasladaba.
De todas formas, el Palacio Bosch se construyó sin mayores inconvenientes. Se inauguró en septiembre de 1918.
SU VENTA A LA EMBAJADA DE LOS ESTADOS UNIDOS
Durante la siguiente década, los propietarios del Palacio Bosch habitaron la mansión y organizaron decenas de fiestas y eventos sociales, caracterizados por su enorme convocatoria. Acostumbraban a recibir invitados de lujo. Un claro ejemplo es el del príncipe Humberto de Savoia, que se hospedó en la mansión durante un breve periodo de 1924.
Robert Woods Bliss, entonces embajador estadounidense, visitó el Palacio Bosch y quedó maravillado con las instalaciones. En repetidas ocasiones solicitó reuniones con sus propietarios para negociar su comercialización.
En este contexto, Ernesto Bosch se agotó y, con la intención de ahuyentar al Embajador, anunció que solo vendería su propiedad por un precio desorbitado para la época: tres millones de pesos.
Para su sorpresa, Robert Bliss no tuvo inconveniente en pagar el monto indicado y así fue como, rápidamente, el Palacio Bosch se transformó en la Embajada de Estados Unidos a mediados de 1929.
DETALLES DEL PALACIO BOSCH
No hay dudas de que el Palacio Bosch resalta en la Ciudad de Buenos Aires por su increíble arquitectura, así como también gracias al diseño de sus salas. Por lo tanto, aquellos afortunados que tengan la posibilidad de conocer esta mansión tan especial, deben tener en cuenta que:
-Su diseño sigue la tradición del Neoclasicismo francés.
-Luce una fachada con cuatro columnas monumentales.
-Tiene jardines diseñados por Achille Duchêne y ejecutados por Carlos Thays.
-El diseño de su interior fue realizado por el decorador André Carlhian.
-Cuenta con una escalera imperial de doble circulación.
-Dispone de un comedor en estilo regencia, con capacidad para 30 personas.
-En el centro de uno de sus pasillos tiene un tapiz del año 1680, que perteneció a un zar de Rusia.
-En uno de los cuatro niveles alberga el cuarto privado del Embajador y su familia.
-Dentro de su predio hay una cancha de tenis y una pileta.