Por DANIEL RODEGHIERO / Director de Sección Ciudad y consultor en comunicación @danielrodeghiero

Cuando un turista piensa en Buenos Aires, las imágenes del Obelisco, el tango en Caminito o los bosques de Palermo suelen ser las primeras en aparecer. Sin embargo, si buscás una experiencia más auténtica y profunda de la identidad argentina, el barrio de Mataderos se presenta como un destino imprescindible.
Este barrio, cuyo nombre delata su historia ligada a la industria de la carne y al antiguo mercado de hacienda, es hoy el epicentro de la cultura criolla en la Ciudad. Acá te paso una guía con los puntos imperdibles para que descubras el “corazón gaucho” de Buenos Aires.
EL EPICENTRO DE LA TRADICIÓN: LA FERIA DE MATADEROS
El plan principal si querés visitar Mataderos debe girar en torno a su famosa feria. Declarada de interés turístico nacional, la Feria de las Artesanías y Tradiciones Populares Argentinas es el alma del barrio.

- Cuándo y dónde: Se instala cada domingo (de marzo a diciembre) y en feriados patrios (como el 25 de Mayo o el 9 de Julio) sobre la Avenida Lisandro de la Torre, frente al antiguo Mercado Nacional de Hacienda.
- Qué vas a encontrar: Con más de 300 puestos, la feria es un festín para los sentidos.
- Artesanías: Podés adquirir productos de primera calidad en cuero, plata (platería criolla), mates, cuchillos artesanales, ponchos y textiles de todo el país.
- Gastronomía regional: Es el lugar ideal para que pruebes los sabores de Argentina. Los puestos te ofrecen empanadas tucumanas, locro, tamales, humita, asado al asador y dulces regionales. Las tortas fritas y los pastelitos son una parada obligada.
- Espectáculos: El escenario principal vibra con música folklórica en vivo. Es común que veas parejas de todas las edades bailando chacareras y zambas. Además, en fechas especiales, se realizan demostraciones de destrezas gauchas, como la carrera de sortija.
EL GUARDIÁN DE LA HISTORIA: MUSEO CRIOLLO DE LOS CORRALES
Para complementar la visita a la feria, o como un destino en sí mismo, el Museo Criollo de los Corrales, en Avenida de los Corrales 6476, es una parada fundamental.

Ubicado en el edificio que fuera la antigua administración del matadero, este museo, declarado Monumento Histórico Nacional, alberga una impresionante colección de más de 3.000 objetos que narran la vida rural y la historia del gaucho. Podés ver monturas, armas, prendas tradicionales y una recreación de una antigua pulpería (el bar rural por excelencia).
GASTRONOMÍA CON SABOR A BARRIO
Mataderos es un bastión de la cocina porteña tradicional, con opciones que van más allá de la feria.

- Bodegones y parrillas: El barrio es famoso por sus porciones abundantes.
- El Cedrón: Un ícono de Mataderos, famoso por su pizza al molde (especialmente la de espinaca) y su torta de ricota. Es un sitio de interés cultural de la Ciudad.
- La Ochavita: Un bodegón conocido por sus platos para compartir y, en especial, por su sándwich de milanesa de 50 centímetros, cocido en horno de barro.
- Otras opciones: Parrillas como “Los Cabritos” o bodegones como “Catedral Tango” (que incluye show) y “Los Tulumbanos” completan la oferta.
- Bares Notables: Para un café o un aperitivo con historia, Mataderos cuenta con varios Bares Notables. El más destacado es el Bar Oviedo, fundado en 1900, que mantiene intacta su atmósfera de punto de encuentro barrial. También resaltan el Bar Pizzería 9 de Julio y el Bar del Glorias, dentro del histórico Club Glorias Argentinas.
CULTURA Y PASEOS
Aunque la feria domina la escena, el barrio ofrece más. El Cine El Plata, parte del Complejo Teatral de Buenos Aires, ha sido recuperado y hoy ofrece una cartelera de espectáculos y cine.

Para una caminata más urbana, la Avenida Juan Bautista Alberdi funciona como el principal centro comercial a cielo abierto del barrio, con una amplia variedad de locales de ropa, tecnología y bazares, ideal para observar la vida cotidiana de los vecinos.
En resumen, Mataderos te ofrece una alternativa vibrante a los circuitos convencionales. Es una invitación a conectarse con las raíces rurales de Argentina, a disfrutar de sabores auténticos y a vivir el folklore no como una exhibición, sino como una fiesta popular que sigue viva cada domingo.