Cada primavera, la escena se repite. Miles de vecinos de la Ciudad de Buenos Aires comienzan un peregrinaje por farmacias y consultorios médicos en busca de alivio para una rinitis alérgica que parece explotar con la llegada de los primeros calores. Si bien hay múltiples factores, la comunidad médica y los propios afectados apuntan a un principal responsable: el Platanus x hispanica, el árbol más común del paisaje porteño.

EL FALSO CULPABLE: NO ES LA PELUSA, ES EL POLEN (Y LOS TRICOMAS)
Contrario a la creencia popular, la visible “pelusa” algodonosa que desprenden los frutos del plátano no es la principal causa de la alergia. Si bien puede ser un irritante mecánico para los ojos y la nariz, los verdaderos culpables son invisibles al ojo humano.
“La gente ve la pelusa del fruto y le echa la culpa, pero es un error común”, explica Claudio Parisi, ex presidente de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica (AAAeIC). “El verdadero problema es el polen, que es un grano microscópico que se libera en cantidades enormes durante la polinización en primavera, principalmente por la mañana. A eso se suman los tricomas, unos pelitos que recubren las hojas nuevas y los brotes, que son muy irritantes y al desprenderse ‘raspan’ la vía aérea, causando tos, carraspera y picazón”.
Los síntomas son claros y afectan a una porción significativa de la población: estornudos en salva, congestión nasal, secreción acuosa, picazón en nariz y paladar, y conjuntivitis alérgica con ojos rojos, llorosos y picazón. En pacientes asmáticos, puede agravar los cuadros respiratorios.
¿POR QUÉ HAY TANTOS PLÁTANOS EN LA CIUDAD DE BUENOS AIRES?
La hegemonía del plátano en Buenos Aires no es casual. Fueron plantados masivamente a principios del siglo XX por su rápido crecimiento, su gran resistencia a la contaminación urbana y, sobre todo, por la frondosa sombra que ofrecen en verano, un bien preciado en una ciudad de cemento.
“Fue una solución práctica y efectiva para la forestación de una metrópolis en plena expansión. Se adaptó perfectamente y cumplió su función ambiental”, explica un ingeniero agrónomo del Jardín Botánico. Sin embargo, lo que antes fue una virtud, hoy se convirtió en un problema de salud pública al no preverse el impacto alergénico de una plantación tan homogénea.
CÓMO SOBREVIVIR SI SOS ALÉRGICO
Mientras el debate sobre el arbolado continúa, los especialistas ofrecen recomendaciones prácticas para mitigar los efectos de la temporada de plátanos.
“Lo ideal es minimizar la exposición, aunque en una ciudad como esta es difícil”, aconseja un alergólogo del Hospital Durand. “Recomendamos mantener las ventanas de casa y del auto cerradas, sobre todo en las primeras horas de la mañana, que es el pico de polinización. Usar anteojos de sol para proteger los ojos es fundamental. Al volver a casa, es útil lavarse la cara y las manos para remover el polen adherido”, señaló.
Los médicos insisten en un punto clave: no automedicarse. “Consultar a un profesional es crucial para tener un tratamiento adecuado. Hoy contamos con antihistamínicos de nueva generación que no dan sueño y corticoides nasales en spray que son muy efectivos y seguros para controlar los síntomas”, concluyen.
PROYECTO PARA REEMPLAZAR LOS PLÁTANOS
Estudiantes de una escuela de Villa Crespo presentaron un proyecto ante la Legislatura porteña para reemplazar los plátanos por otra especie en las calles y avenidas de Buenos Aires. Esto evitaría alergia para los vecinos.
En el marco del programa “La Legislatura y la escuela”, alumnos del Colegio Regina Virginum de Villa Crespo elaboraron una iniciativa denominada “Respirar sin alergia”. El objetivo de este proyecto es reemplazar de forma progresiva los árboles de plátano en la Ciudad de Buenos Aires por especies nativas o de bajo índice alergénico.
EL FUTURO DEL ARBOLADO: HACIA UNA CIUDAD MENOS ALERGÉNICA
El debate sobre qué hacer con los plátanos está instalado. Agrupaciones vecinales y proyectos escolares han llegado incluso a la Legislatura porteña pidiendo su reemplazo progresivo.
Desde el Gobierno de la Ciudad, la postura es clara. “El plátano cumple un rol ambiental fundamental por la sombra y la absorción de dióxido de carbono”, han señalado desde un vocero de la Subsecretaría de Ambiente porteña. “El plan de arbolado actual contempla la diversificación de especies, priorizando la plantación de árboles nativos de bajo poder alergénico como el jacarandá, el lapacho o el ceibo en los nuevos proyectos y en el reemplazo de ejemplares que cumplen su ciclo de vida o deben ser removidos por seguridad. No se contempla una tala masiva, ya que el impacto ambiental y el costo serían enormes y contraproducentes”.
Mientras tanto, los porteños se preparan para transitar otro octubre entre pañuelos y antialérgínicos, disfrutando de la sombra de un árbol icónico que, paradójicamente, es amado y padecido con la misma intensidad.