Actividades para hacer en Mendoza más allá del vino

No hace falta esperar una gran excusa para armar la valija y mirar hacia el oeste argentino. Mendoza, con su mezcla única de calma andina y energía vibrante, recibe con los brazos abiertos tanto al viajero curioso como a quien solo busca una pausa del ritmo cotidiano. Ya sea para descubrir bodegas escondidas entre viñedos, aventurarse por caminos de montaña o relajarse en aguas termales del sur de la provincia, organizar una escapada a esta región es más sencillo de lo que parece.

Entre sus encantos, no todo gira en torno al vino —aunque es imposible ignorar la presencia cultural de la vitivinicultura en cada esquina—. Mendoza también invita a caminar, pedalear o simplemente contemplar. La clave está en combinar bien las actividades y adaptarlas a la temporada en la que se viaja.

Y si todavía no compraste tus pasajes a Mendoza, estas ideas pueden ser el empujón que necesitabas para empezar a planificar.

Explorar la ciudad sin apuros y con mirada atenta

Mendoza capital no es grande, pero tiene lo suficiente para capturar la atención durante un par de días. Caminar por la Avenida Arístides Villanueva un sábado por la tarde o sentarse en alguna de las mesas bajo los árboles del Paseo Alameda puede ser tan reparador como una siesta con la ventana abierta. Las plazas —Independencia, España, Chile y San Martín— funcionan como nodos verdes que interrumpen con armonía el trazado urbano.

El Parque General San Martín, que en superficie supera incluso al Central Park de Nueva York, es uno de esos espacios que se pueden recorrer una y otra vez sin repetir el mismo camino. El lago artificial, el Cerro de la Gloria y el Rosedal son algunas de sus postales más compartidas, pero hay rincones más silenciosos que vale la pena buscar.

El plan perfecto si preferís moverte sobre dos ruedas

Quienes no conciben una escapada sin actividad física van a encontrar en la bicicleta un gran aliado. Varias agencias ofrecen circuitos guiados que combinan paseo con degustaciones en bodegas, ideal para quienes buscan equilibrio entre disfrute y movimiento. Una de las zonas más visitadas es Chacras de Coria, al sur de la capital, donde se alternan viñedos, casas antiguas, callecitas de tierra y restaurantes con terraza.

En el camino no solo se prueba vino. Algunas propuestas incluyen picadas con quesos artesanales, chocolates o incluso aceite de oliva mendocino, que tiene su propia fama ganada en las últimas décadas.

Termas, relax y paisajes entre montañas

El agua también tiene un lugar protagónico en esta provincia. A pocos kilómetros de la capital, las Termas de Cacheuta ofrecen un contraste perfecto con las actividades más urbanas. El complejo combina piletas naturales al aire libre con vistas a la montaña, saunas rústicos dentro de cuevas y un hotel que funciona como refugio para quienes se entregan al descanso total. Si el presupuesto no alcanza para una estadía, se puede optar por pasar solo el día.

Más al sur, en Malargüe, existe una alternativa menos conocida pero igualmente atractiva: las termas de Los Molles. Allí el clima suele ser más fresco, ideal para quienes prefieren sumergirse en aguas calientes mientras ven cómo se encienden los colores del cielo en el atardecer cordillerano.

Adentrarse en la cordillera sin necesidad de ser montañista

La imponente presencia del Aconcagua no pasa desapercibida. El parque provincial que lo protege es una parada recomendada incluso para quienes no tienen intenciones de escalar ni un metro. Hay senderos cortos y bien señalizados, como el que lleva a la laguna de Horcones, donde el reflejo del cerro más alto de América en el agua suele dejar sin palabras.

En verano es habitual ver grupos de expedicionarios cargados de equipo, pero también llegan familias con chicos que solo quieren caminar tranquilos entre paisajes que parecen salidos de otra latitud.

Para quienes viajan con menos días o sin movilidad propia, hay excursiones desde la ciudad que incluyen este tramo de la ruta junto a otros puntos como Puente del Inca y Las Cuevas, justo en el límite con Chile.

Vino, sí, pero con más intención que cliché

No hace falta ser un entendido para disfrutar una visita a una bodega. Muchas de las más prestigiosas están abiertas al público y ofrecen experiencias que combinan arquitectura, gastronomía y naturaleza. En Luján de Cuyo y Maipú, a pocos kilómetros de la ciudad, hay circuitos que permiten conocer desde establecimientos boutique hasta verdaderas joyas del diseño moderno.

Algunas visitas incluyen recorridos por los viñedos, catas guiadas con sommelier, almuerzos de pasos maridados y hasta clases de cocina local. Si bien estos programas suelen tener cupos limitados, vale la pena reservar con anticipación para no quedarse sin lugar, sobre todo en vendimia.

Escaparse al sur y descubrir otras postales

San Rafael y el Cañón del Atuel representan otra cara de Mendoza, menos transitada pero cargada de paisajes intensos. El camino serpentea entre montañas y ríos hasta llegar a este sitio de formaciones geológicas que parecen esculpidas a mano. Allí se pueden hacer rafting, kayak, senderismo o simplemente caminar con cámara en mano.

En esa misma región hay bodegas que combinan producción de vino con olivares, campos de lavanda o propuestas de alojamiento rural. También se puede visitar El Nihuil, una zona de lagos artificiales donde se practica pesca y deportes náuticos, ideal para quienes viajan con adolescentes o buscan propuestas más activas.

Momentos que no se agotan en una sola visita

Mendoza tiene esa cualidad de invitar siempre a volver. Hay quienes llegan atraídos por la vendimia y terminan soñando con un trekking otoñal. Otros viajan por el vino y descubren el placer de flotar en una pileta termal con vista a la montaña. La verdad es que la experiencia no se agota en una foto ni en una copa.

Es un destino que cambia con la estación, la compañía y el ánimo del viajero. La clave no está en tachar lugares de una lista, sino en dejar que cada día sorprenda con algo distinto.

Si preferís planificar tu itinerario con tiempo, podés ayudarte con herramientas digitales que simplifican la logística. Para tener todo a mano —desde boletos hasta horarios actualizados— descargá la App iOS de Central de Pasajes y organizá cada tramo de tu viaje desde el celular, evitando filas en la terminal y apuros de último momento.