Dietrich vuelve al centro de la escena

Por LA ROSCA DIGITAL Canal de WhatsApp / Instagram

En un PRO herido, sin Macri en el centro del tablero, una figura silenciosa vuelve a tomar valor estratégico. Guillermo Dietrich no grita, pero ordena. Y en tiempos de caos, eso vale oro.

LA PREGUNTA QUE NADIE HACE (PERO TODOS SIENTEN)

¿Quién ordena al PRO si Mauricio se corre?.

En el escenario de 2025, con Milei marcando el tempo de la política nacional, Bullrich jugando su propia partitura y Larreta apagado por desgaste, una figura empieza a pesar más por lo que hace que por lo que dice. Guillermo Dietrich no ocupa portadas, pero sí planillas de Excel, tableros de comando y grupos de Telegram clave. Y en política, eso también es poder.

DIETRICH HOY: BAJO PERFIL, ACTO IMPACTO

Mientras otros juegan a los candidatos, él juega al método.

Fue pieza central en la fiscalización del balotaje 2023, cuando el PRO prestó músculo logístico a Javier Milei. Coordinó equipos, destrabó territorios y, sobre todo, logró algo escaso en esta era: eficacia.

No es sólo un buen exministro. Es un tipo que arma equipos, que escucha más de lo que habla y que mantiene puentes con Larreta, Peña y el propio Macri. Incluso Bullrich, que no lo considera “de los suyos”, lo respeta como ejecutor.

EL CONCEPTO DE “PRO PURO” Y SU VALOR SIMBÓLICO

En un partido cruzado por ex cambiemitas libertarios, halcones que vuelan por su cuenta y palomas sin GPS, el “PRO puro” vuelve a ser un valor en sí mismo. ¿Qué significa hoy? Técnica, gestión, coherencia liberal, sentido de equipo.

Y Dietrich es el PRO puro en estado químico. Sin ambición desbordada, sin verborragia tuitera, sin traiciones. El hombre que puede juntar a los técnicos, ordenar el territorio y darles una hoja de ruta a los que todavía creen en la marca amarilla.

¿EL ORIENTE?

La imagen no es casual. En épocas de desorientación, toda fuerza política necesita su brújula. El oriente no es el que grita más fuerte. Es el que ofrece norte.

Y si Macri da un paso al costado (como ya lo insinúa en off), el PRO necesita proceso, no carisma; método, no marketing; paciencia, no ansiedad.

Ahí es donde Dietrich encaja. No como candidato carismático, sino como figura de conducción interna, capaz de unificar sin dominar, ordenar sin aplastar.

2025, EL LABORATORIO

El G25, su think tank dicen que ya trabaja sobre candidaturas locales, equipos técnicos y articulación con fuerzas afines. No apunta a competir en la cima del poder, sino a reconstruir musculatura propia, territorio por territorio.

Porque el PRO, si quiere volver a ser competitivo, no necesita un Messi: necesita una Selección. Y eso se arma con método.

Guillermo Dietrich no mide en las encuestas. Pero mide entre los que deciden.

Y mientras muchos se desesperan por figurar, él construye como antes: sin micrófono, pero con brújula.