¿Para qué sirven las comunas en la Ciudad de Buenos Aires y por qué están en debate?

Por DANIEL RODEGHIERO / Director de Sección Ciudad

Las comunas fueron concebidas como un avance hacia la descentralización del poder en la Ciudad de Buenos Aires. Sin embargo, más de dos décadas después de su creación, su funcionamiento sigue siendo tema de discusión: ¿realmente acercan el gobierno a los vecinos o quedaron reducidas a una estructura administrativa con escasa incidencia real?.

¿QUÉ SON LAS COMUNAS?

La Ciudad de Buenos Aires está dividida en 15 comunas, que a su vez agrupan a uno o varios barrios. Cada una cuenta con una Junta Comunal integrada por siete miembros elegidos por el voto popular, encargados de gestionar cuestiones locales como el mantenimiento de veredas, el arbolado público, espacios verdes, iluminación y la recepción de reclamos vecinales. Además, tienen la misión de fomentar la participación ciudadana a través de los Consejos Consultivos Comunales.

La descentralización, establecida en la Constitución porteña de 1996 y reglamentada por la Ley 1.777 en 2005, buscaba que la toma de decisiones fuera más ágil y cercana a los vecinos.

¿POR QUÉ SON CUESTIONADAS?

A pesar de su potencial, las comunas son frecuentemente criticadas por su falta de poder real. Muchas de sus funciones están condicionadas o directamente intervenidas por organismos del gobierno central porteño, que conserva la toma de decisiones clave, el manejo del presupuesto y la ejecución de obras.

Entre las principales críticas se encuentran:

  • Limitado margen de acción: Las juntas comunales muchas veces actúan como intermediarias sin capacidad de resolución. Se les dice a los comuneros que son solo “personas con los WhatsApp de los funcionarios”, y en algunos casos, ni eso.
  • Presupuestos bajos y controlados desde el Ejecutivo: Aunque cada comuna tiene un presupuesto asignado, su uso está regulado por el Gobierno de la Ciudad, lo que les resta autonomía.
  • Desarticulación con el gobierno central: Las políticas suelen ser diseñadas desde la Jefatura de Gobierno sin contemplar la opinión de las comunas.
  • Falta de participación vecinal efectiva: Los Consejos Consultivos, pensados como espacios de co-gobierno con vecinos, funcionan de manera irregular y con poca influencia.

“NO TENEMOS PRESUPUESTO, NI AUTONOMÍA”

Dentro de este marco, la descentralización porteña sigue siendo una promesa incumplida. “Las comunas están diseñadas para democratizar la gestión, pero sin presupuesto ni autonomía es difícil que cumplan ese rol”, señaló un Presidente de Junta Comunal a SECCIÓN CIUDAD.

“Muchos vecinos desconocen qué hacemos en las comunas, cómo contactarse o qué pueden exigirnos. Ante un reclamo, terminan llamando al 147 o al Boti de WhatsApp. Eso nos perjudica porque perdemos el rol territorial”, dijo.

Manifestó que “para que las comunas cumplan su objetivo, deberíamos tener autonomía, presupuesto, más competencias”.

Las comunas en la Ciudad de Buenos Aires nacieron como una herramienta para democratizar la gestión y acercar el Estado a los barrios. Sin embargo, su falta de poder y autonomía generan un vacío que las vuelve más simbólicas que resolutivas. En tiempos donde se discute el rol del Estado y su cercanía con la ciudadanía, el debate sobre las comunas vuelve a cobrar vigencia: ¿son una oportunidad desaprovechada o una estructura que necesita una reforma profunda?.