“Viuda negra”: el delito que combina seducción y engaño

En los últimos años, la modalidad delictiva conocida como “viudas negras” ha cobrado notoriedad en la Ciudad de Buenos Aires. Se trata de un tipo de crimen que mezcla seducción, engaño y, en algunos casos, violencia extrema. Aunque el nombre remite a la famosa araña venenosa que devora a su pareja tras el apareamiento, en este caso alude a mujeres, aunque también hombres, que utilizan el vínculo íntimo como herramienta para cometer robos e incluso homicidios.

La modalidad opera, generalmente, a partir del contacto inicial en redes sociales, aplicaciones de citas o incluso en espacios físicos como bares o boliches. Las delincuentes seleccionan a sus víctimas, habitualmente con cierta posición económica, con quienes establecen una relación de confianza o atracción que deriva en un encuentro privado, generalmente en el domicilio del hombre.

Una vez allí, el plan se ejecuta: la víctima es dopada con somníferos o estupefacientes disueltos en bebidas o alimentos, y aprovechando su indefensión, es despojada de dinero, joyas, objetos de valor o incluso vehículos. En los casos más extremos, el desenlace puede ser fatal, como ocurrió recientemente en varios barrios porteños donde las víctimas fallecieron por sobredosis o asfixia.

POR QUE EL NOMBRE “VIUDAS NEGRAS”

El término se popularizó mediáticamente por la araña conocida como “viuda negra”, que tras aparearse mata al macho. En el plano criminal, este nombre sirve para ilustrar la combinación de atracción, manipulación y traición que define al modus operandi.

ASÍ ACTÚAN

Los pasos más frecuentes en esta modalidad son:

  1. Captación de la víctima mediante redes sociales, apps de citas o encuentros casuales.
  2. Generación de confianza rápida (coqueteo, insinuaciones o propuestas sexuales).
  3. Ingreso al domicilio o encuentro íntimo en un lugar reservado.
  4. Sedación o reducción de la víctima mediante drogas.
  5. Robo de objetos de valor e incluso obtención de claves bancarias o de tarjetas.
  6. Huida rápida y limpieza de rastros.

En muchos casos, las autoras actúan solas, pero no es raro que formen parte de bandas organizadas que se dividen tareas: selección de víctimas, logística, venta de lo robado, etc.