Trump reloaded

Por NANCY MONZÓN y LEOPOLDO SANTUCHO / Directores de Inteligencia Colectiva

Las elecciones del martes pasado en los Estados Unidos sorprendieron a más de uno luego del triunfo de Donald Trump, que ha conseguido una mayoría clara en los votos para el Colegio Electoral. Además, a diferencia de las dos participaciones electorales anteriores, el expresidente está obteniendo la mayoría del voto popular, con lo que los republicanos tendrían control del Senado. Esto significaría vía libre en esa Cámara para las iniciativas presidenciales.

Es preciso notar que la democracia norteamericana muestra algunos signos de desgaste, con una disminución de los votantes, de 8 millones menos respecto de la elección anterior, lo que afectó particularmente a Kamala Harris, la candidata demócrata. Y también al candidato ganador, que aunque obtuvo una clara mayoría en el Colegio Electoral tuvo 1,8 millones de votos menos que en la elección de 2020, en la que perdió con Joe Biden.

El expresidente, que despierta por igual expectativas y desesperanza, llega recargado. Decimos esto, porque en campaña redobló su estilo agresivo y rimbombante, siendo aún más enfático en su ataque contra críticos y opositores. En igual sentido duplicó su apuesta respecto de la agenda de gobierno, en relación con los temas fronterizos, la seguridad, la escena internacional y el proteccionismo económico. Por esto muchos no dudan en calificarlo como populista de derecha.

Se espera que la cuestión migratoria y el control de las fronteras vuelvan al centro de la escena. Así también como en lo económico dos puntos de la realidad norteamericana resultaron claves en su discurso de campaña: el control de la inflación y el desempleo.

Así también, tras el triunfo no tardaron en aparecer las especulaciones respecto de las relaciones del nuevo presidente norteamericano con el gobierno argentino. Aunque no hace falta ser el Oráculo de Delfos para vaticinar una reedición de las viejas “relaciones carnales” con los Estados Unidos.

El presidente argentino suele hablar de su admiración por Trump, a quien se lo ha manifestado en persona. En igual sentido, el presidente electo de los Estados Unidos, no ha dudado en dar su apoyo a Milei.

Aún con una afinidad manifiesta entre ellos, algunos puntos de la agenda económica los contraponen: Trump es un proteccionista declarado y Milei es un aperturista a ultranza por definición. En este sentido va la política del “América First” y la propuesta de Trump de imposición de aranceles a los productos importados, algo que afectaría al reducido conjunto de proveedores argentinos a ese mercado y que reduce aún más las probabilidades de los exportadores argentinos de entrar al mercado norteamericano.

En este plano, hay un tema en particular que entusiasma a los negociadores de la deuda. Desde el gobierno de Milei esperan tener el apoyo de Estados Unidos, que tiene el 16,5 de los votos en el Consejo de Administración del Fondo Monetario Internacional.

Respecto del resto de la agenda internacional, las coincidencias entre Trump y Milei abundan. En particular, respecto a la región y los conflictos armados en el este de Europa y Medio Oriente.

Un tema central en la relación Estados Unidos-Argentina, será la relación con China. Trump mencionó abiertamente su postura respecto de la competencia con China en temas estratégicos y económicos. Trump tiene un posicionamiento más radical que el de Biden que puso a la jefa del Comando Sur a presionar al gobierno argentino sobre la base aeroespacial china en Neuquén, entre otros temas vinculados a la relación sino-argentina. Dentro de la nueva administración se advierte la posibilidad de nuevos aranceles norteamericanos contra los productos de ese país y mayor confrontación en el plano geopolítico.

Esto pone al gobierno argentino en un aprieto, ya que tiene compromisos con el gigante asiático en diferentes planos. En los últimos meses el gobierno argentino comenzó un intento por recomponer las relaciones con el gobierno chino, luego de las críticas públicas del presidente Milei. De esa manera, con la mira puesta en una agenda conjunta que incluía un encuentro entre ambos mandatarios, el gobierno pretende salvar algunos temas claves para la salud de la economía argentina: inversiones en el país, el swap de monedas y el voto de China en el board del FMI.

Aún cuando los nuevos aires parecen darle aire a la gestión libertaria, se suman nuevos desafíos en las relaciones internacionales ante lo que parece ser un nuevo escenario global.