Por ALEJANDRO AMOR / Presidente de la Obra Social de la Ciudad de Buenos Aires (ObSBA)
El sistema de salud en la Argentina se encuentra atravesando una profunda crisis que afecta a todos los subsectores: público, privado y de obras sociales. Este escenario se debe al incremento de precios, que encarece los costos operativos, mientras que los ingresos de los trabajadores y trabajadoras, atados a sus salarios, no siguen el ritmo de la inflación. Se genera así un desequilibrio que golpea duramente a todo el sistema de salud y en particular a las obras sociales, como la ObSBA.
Las obras sociales, como la nuestra, se financian mediante los aportes y contribuciones salariales, que siempre se reciben en pesos. Sin embargo, muchos de los costos que debemos afrontar están vinculados a otra moneda, lo que representa un desafío en la gestión de nuestros recursos, que estamos afrontando con la responsabilidad de garantizar el sostenimiento de las prestaciones.
En cambio, en el sector privado, existe la posibilidad —ahora avalada por la desregulación estatal— de trasladar el aumento en los costos al valor de las cuotas de los afiliados. Esto implica que quienes decidan mantener su cobertura de medicina prepaga deberán afrontar cuotas más altas o una reducción en los servicios que se les brinden.
Uno de los factores clave en la situación financiera del sistema de salud es el costo de los medicamentos, que representan más del 25% de los gastos totales, llegando en algunas obras sociales -por las características propias de la población que las componen- hasta el 40%.
En el caso de la ObSBA, durante el primer semestre de 2024, se registraron aumentos en medicamentos de alto costo que superaron en promedio el 250%, llegando al 500% en algunos casos. Los insumos para prótesis tuvieron un aumento cercano al 400%. Durante este mismo período, los costos del primer nivel de atención aumentaron un 143%, el segundo nivel un 180%, la internación domiciliaria un 123%, las prestaciones geriátricas un 223% y la atención de diálisis un 330%. Estos incrementos, dolarizados, impactan de lleno en nuestro presupuesto, que como se mencionó anteriormente, se compone de los aportes en moneda nacional de trabajadores activos y pasivos.
A esta crisis se suma la liberación de seguros y copagos impulsada por el Gobierno Nacional, que para el sector privado no implica un gasto adicional, pero sí para las obras sociales. Estas políticas, ajenas a nuestra Obra Social, afectan directamente nuestro funcionamiento y prestaciones.
Sin embargo, en la ObSBA seguimos trabajando con un enfoque solidario, priorizando la salud de nuestros afiliados y afiliadas. Hemos implementado medidas para sostener las prestaciones sin afectar a nuestros beneficiarios. Entre los logros más destacados, podemos señalar:
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La internación en el Sanatorio J. Méndez mantiene una cobertura del 100%.
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Los medicamentos de muy alto costo, como los oncológicos y tratamientos especiales, están cubiertos al 100%.
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La medicación ambulatoria general, crónica y para discapacidad cuenta con descuentos de entre 50%, 70% y 100% sobre el precio de venta.
Además, continuamos con la remodelación y puesta en valor del quirófano del Sanatorio J. Méndez ejecutando las obras planificadas en cuanto el presupuesto propio lo permita.
Reafirmamos nuestro compromiso y responsabilidad de mantener la prestación a nuestros afiliados y afiliadas. La ObSBA es de las y los trabajadores, se sostiene con su aporte, como también con la contribución de los jubilados y jubiladas, por eso se merecen una atención apropiada al esfuerzo que realizan.
Seguiremos trabajando para cuidar su salud en estos tiempos de crisis.