Por JORGE GIORNO / Director General de Asuntos Federales del Gobierno de la Ciudad
En el contexto del federalismo argentino, la Ciudad de Buenos Aires (CABA) emerge no solo como la capital del país sino también como un actor dinámico e influyente. La autonomía de la ciudad se ha visto fortalecida desde la reforma constitucional de 1994, que le otorgó el estatus de entidad autónoma con facultades legislativas y jurisdiccionales propias. Sin embargo, su funcionamiento dentro del esquema federal argentino presenta desafíos y oportunidades significativas.
El rol activo de la Ciudad ante las provincias
Buenos Aires, al ser la capital administrativa y política del país, asume un papel crucial en el equilibrio del federalismo. Su posición estratégica y su relevancia económica hacen de la ciudad un puente vital entre el gobierno nacional y las provincias. La interacción constante con las provincias se ve reflejada en iniciativas de cooperación en áreas clave como el transporte, la salud y la seguridad. La colaboración interjurisdiccional es esencial para afrontar problemas compartidos y para el desarrollo de políticas públicas que beneficien a toda la nación.
Inteligencia emocional en la gestión
La gestión de una ciudad con la complejidad de Buenos Aires requiere un alto grado de inteligencia emocional. Los líderes locales deben ser capaces de comprender y gestionar sus propias emociones, así como las de sus ciudadanos y colaboradores. La inteligencia emocional en la gestión pública se traduce en una mayor empatía, mejor resolución de conflictos y una comunicación más efectiva. En un contexto donde las decisiones impactan a millones de personas, la capacidad de los dirigentes para conectar emocionalmente con los ciudadanos y responder de manera sensible a sus necesidades es crucial. Trascender la importancia de la cosa pública, el compromiso político de gestión en el marco del acta firmada en Tucumán por el Jefe de Gobierno y el justo reclamo de los recursos de la Ciudad, transformando todo ello en un sentimiento común, es el camino.
El primer Pacto de Mayo y la Coparticipación Federal
La historia de Buenos Aires está entrelazada con el “Pacto de Mayo” de 1852, un acuerdo fundamental para el federalismo argentino. Este pacto, que buscaba equilibrar las autonomías provinciales con la unidad nacional, sigue siendo un referente para la lucha por una distribución justa de los recursos. En este sentido, el reclamo de la ciudad por la coparticipación federal arrebatada durante el gobierno de Alberto Fernández es legítimo y necesario.
La coparticipación federal es un mecanismo mediante el cual se distribuyen los ingresos fiscales entre la nación y las provincias. La decisión del gobierno de Fernández de recortar la coparticipación de Buenos Aires fue vista por muchos como una medida política más que económica, destinada a debilitar a un adversario político. Sin embargo, este recorte ha tenido implicaciones reales para los ciudadanos, afectando la capacidad de la ciudad para financiar servicios públicos esenciales y proyectos de infraestructura.
La legitimidad del reclamo
El reclamo de Jorge Macri en su rol de Jefe de Gobierno de la Ciudad, no solo es legítimo desde una perspectiva legal y constitucional, sino también desde un punto de vista ético y de justicia distributiva. La ciudad aporta significativamente al Producto Bruto Interno (PBI) nacional y, por ende, merece una compensación adecuada que le permita seguir desarrollándose y contribuyendo al bienestar de todos los argentinos. La lucha por una coparticipación justa es, en última instancia, una lucha por el respeto a los principios federales que sostienen nuestra república.
La Ciudad de Buenos Aires, en su rol activo dentro del federalismo argentino, destaca por su gestión inteligente y emocionalmente conectada con sus ciudadanos. La participación en el “Pacto de Mayo” de julio de 2024 y el reclamo legítimo de una coparticipación federal justa reflejan su compromiso con un federalismo equitativo y su búsqueda constante de justicia. La resolución de estos desafíos no solo fortalecerá a Buenos Aires, sino que también contribuirá a un Argentina más unida y próspera.