La Residencia Maguire, un palacio porteño único en su estilo

La Avenida Alvear atraviesa uno de los barrios más aristocráticos de la Ciudad de Buenos Aires. Allí se pueden ver antiguos edificios y majestuosas embajadas de estilo frances que resisten el paso del tiempo. Y también una singular mansión, la Residencia Maguire, en Avenida Alvear 1683.

De estética disruptiva y una fachada que invita al misterio, este lugar es uno de los pocos sobrevivientes de un corredor de palacetes aristocráticos que fueron demolidos en su mayoría a partir de 1930. Reflejo vivo de La Belle Époque argentina, este lugar es hoy monumento histórico nacional.

DE ESCOCIA A BUENOS AIRES

Según It Buenos Aires, la historia de este increíble palacio nace en 1890. Ese año, el ingeniero Alejandro Hume, exitoso emprendedor ferroviario, encargó el diseño de su residencia en la Avenida Alvear al arquitecto Carlos Ryder. Se trata de un palacete que se encuadra en el estilo tardo-victoriano. El edificio fue construido con materiales importados de Escocia, país de origen de Hume.

Hume, que había llegado al país en 1868, fundó una compañía de construcciones que, a lo largo de su historia construyó varias obras. Entre ellas se destacan los cinco mil kilómetros de vías férreas, numerosas estaciones (como la terminal Retiro del Ferrocarril Mitre). También construyó puentes, viaductos, muelles, fábricas, frigoríficos, silos, etcétera.

Las obras finalizaron en 1893. Ese mismo año, en noviembre, se realizó allí una de las primeras muestras de arte de Buenos Aires. Se trató de un evento de caridad a beneficio del Círculo de Santa Cecilia. En la exposición, se expusieron 125 óleos, 68 muebles y 367 objetos de diversas colecciones privadas.

Allí se sentaron las bases de la conformación del Museo Nacional de Bellas Artes, inaugurado por Eduardo Schiaffino dos años después.

UN PALACIO GÓTICO EN PLENA CIUDAD

Si uno transita la Avenida Alvear y se encuentra con la Residencia Maguire, lo primero que llama la atención es su imponente fachada y lúgubre estilo con detalles góticos, lo que le ha valido el mote de “el castillo de Drácula”, en plena Ciudad de Buenos Aires.

Los detalles ornamentales del edificio son de origen románico, con materiales, texturas y tonalidades diversas. También se destacan las verjas ornamentales de hierro fundido y los vitrales de las ventanas.

En 1913, el paisajista Carlos Thays realizó el diseño de los jardines privados de la residencia, que ocupan los fondos del terreno hacia la calle Posadas. Los mismos cuentan con canteros de plantas autóctonas y exóticas.

En la actualidad, la mansión es la única de su estilo que continua cumpliendo el rol de residencia, ya que allí vive Susana Duhau, heredera de la familia que compró la mansión en la década del 20.

En esos años, el Palacio Hume (nombre original) fue vendido a los hermanos Alberto, María Faustina y María Candelaria Duhau, motivo por el cual también es conocido como Palacio Duhau, (no confundir con el Palacio Duhau que perteneció a Luis Duhau).

Luego, vivió en esta mansión Susana Duhau, casada con John Walter Maguire (de ahí su nombre actual), y en la actualidad su hija continúa viviendo allí, aunque no de forma permanente.

La mayoría de las mansiones y residencias de la época, fueron transformadas en hoteles o son propiedad del Estado. Sin embargo, la Residencia Maguire mantiene su función original. Y eso aumenta el misterio en torno a ella.

Susana reparte su tiempo entre Miami y sus campos en Argentina. Rara vez vuelve a la mansión. El lugar es custodiado por un grupo de caseros y varias cámaras de seguridad. Es imposible acceder al mismo. En más de una ocasión, periodistas y arquitectos intentaron entrar en contacto con la dueña para recorrer la residencia por dentro pero, fue imposible.

En 2002, el Gobierno nombró monumento histórico nacional un grupo de cinco inmuebles emplazados al 1600 de la avenida Alvear, entre los que se encuentra la fastuosa mansión que mantiene el halo de misterio a su alrededor y en torno a la cual se podrían tejer las más fascinantes historias de ficción.