Corría el año 1860 y José Canale (o Giuseppe en realidad), panadero de un pequeño pueblo genovés, decide abandonar su tierra para emprender nuevos horizontes.
Es así que llega a Buenos Aires, y luego de mucho esfuerzo, logra establecer en 1875, junto a su mujer Blanca Vaccaro (también genovesa), su primera panadería en la esquina de Defensa y Cochabamba, en el barrio de Barracas.
Debieron pasar más de 30 años para que la familia de Giuseppe pudiera convertirse en la dueña de un imperio que contaba con su fábrica, en lo que hoy llamamos el Palacio Lezama.
Según It Buenos Aires, con el correr de los años, la pequeña panadería fue tomando notoriedad y se convirtió en un establecimiento de lujo. Lamentablemente, a los 40 años, José muere prematuramente dejando a cargo a su viuda y a sus cinco hijos. De ellos, quien se destacó por meterse de lleno en el negocio familiar fue Amadeo, a quien se le atribuye el título de inventor del famoso bizcocho Canale, recordado por todos los niños argentinos de la década del 60, así como también del famoso pan dulce de la marca.
A raíz de este éxito siguen creciendo y, hacia 1906, construyen la famosa fábrica que sería el edificio icónico de la empresa, en la Avenida Martín García 320, frente al Parque Lezama. Desde 1910 hasta 1994 el límite entre Barracas, La Boca y San Telmo estuvo unido por la fábrica de bizcochos y galletitas.
También, el portfolio de productos se empezó a ampliar y así fue como aparecieron galletitas de todo tipo (entre ellos las famosas “Cerealitas”), con la marca Viuda de Canale e Hijos S.A. Establecimientos Fabriles. De esa época, han quedado las tradicionales latas, hoy muy buscadas por los coleccionistas.
A partir de la Segunda Guerra Mundial, Canale desarrolló nuevamente un fuerte proceso de expansión hacia otras categorías de productos, como fideos, galletitas, mermeladas, harinas y envases de lata, llegando a tener una fábrica de latas en Llavallol y fábricas de conserva en Mendoza, Río Negro y Mar del Plata.
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En 1994, y luego de varios años de inestabilidad productiva, la familia Canale (que se había expandido hacia el área vitivinícola creando la bodega Humberto Canale) decide vender la empresa al grupo SOCMA, quien en 1999, decide a su vez venderla a la multinacional norteamericana Nabisco.
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En el año 2000, la fábrica cerró y durante los siguientes años se utilizó el Palacio Lezama para realizar algunos eventos, como ser sede de Casa FOA en 2006, pero su apertura era claramente esporádica. Sin embargo, en 2012 se comenzó a pensar en proyecto para volver a darle vida a este espacio: convertirlo en sede de dependencias del Gobierno de la Ciudad, en un plan de revitalizar la zona de Barracas y el sur de la Ciudad.
Este edificio histórico de valor patrimonial (que ocupa una superficie de 30.000 m²) fue remodelado completamente entre 2012 y 2014 y se sumaron dos pisos para usos de oficina, respetando su fachada original la cual no sufrió cambios. Poco después se instalaron los ministerios porteños de Modernización e Innovación Tecnológica, Espacio y Ambiente Público, Desarrollo Urbano y Transporte; entre otros.