Durante el siglo XIX, los lustrabotas ofrecían sus servicios por las calles, particularmente en las grandes ciudades del Reino Unido, donde se cree que surgió el oficio. En la Argentina, los primeros calzados de cuero llegaron con los españoles y se protegían con grasa animal. A lo largo de la historia, se impuso como una salida laboral rápida para las personas de clase más baja: oficio que se popularizó con el tiempo.
Un limpiabotas, lustrabotas, lustrador o bolero (según en la región donde nos encontremos) es una persona que se encarga de limpiar y lustrar el calzado de clientes eventuales o fijos, utilizando betún (según el Diccionario de la Lengua Española: “mezcla de varios ingredientes, líquida o en pasta, que se usa para poner lustroso el calzado, especialmente el de color negro”).
Tal como comenta Nahir Teren, en ItBuenosAires, tradicionalmente, lo ejercen personas del género masculino y es común ver a niños trabajando como lustrabotas. En Buenos Aires, si bien el oficio se encuentra en baja, era muy común verlos por las calles Lavalle y Florida, por lo general, también, en la esquina de las Avenidas Corrientes y Callao, así como en otros puntos estratégicos de la Ciudad de Buenos Aires y del país. En otros países, esta actividad constituye el medio de manutención de muchas familias de bajos recursos. La persona que tiene por oficio ser lustrabotas trabaja con su caja típica: muchas poseen en sí misma el realce para apoyar el zapato, y adentro se guardan los productos para lustrar. Generalmente, preservan por años su lugar: misma ubicación para conservar sus clientes.
Se asocia al lustrabotas a una persona trabajando en la calle, a cielo abierto, expuesto a las inclemencias del tiempo. Así es como, quizás, imaginamos siempre a estos trabajadores. Antiguamente, exhibir los zapatos limpios suponía una seña de prestigio, por lo que la burguesía reclamaba este servicio frecuentemente.
Sin embargo, en la Ciudad de Buenos Aires, en el Pasaje Obelisco Sur (la Galería Obelisco Sur es un paseo comercial con salida al subte. Conecta ambos lados de la 9 de Julio. Fue construido en 1949, durante la presidencia de Juan Domingo Perón, para facilitar el cruce de las avenidas cuando aún no existían los semáforos), existen no uno, sino dos locales fijos que se dedican exclusivamente a brindar este servicio. No hay cajones en el pasillo, sino tres escalones, cinco bancos, una base con forma de molde donde apoyar el calzado para que el pie no quede en el aire, y empleados para atender a los clientes. Son locales gemelos, entrando por Carlos Pellegrini y Corrientes, se pueden encontrar uno a la izquierda y otro a la derecha.
Muchas personalidades destacadas se dedicaron a lustrar calzados. Algunos ejemplos son Luis Inácio Lula da Silva, expresidente de Brasil, Ozzy Osbourne, cantante del género heavy metal, Alejandro Toledo, expresidente de Perú, entre otros. Existen películas, novelas, musicales y hasta un personaje animado de la productora Disney, Rico Mc Pato, famoso porque ganó su primera moneda trabajando como lustrabotas. Si bien cada vez hay menos lustrabotas en las Calles de la Ciudad de Buenos Aires y en el mundo, es un oficio conocido mundialmente, y muy presente en la cultura popular argentina. Solía ser una actividad que se pasaba de generación en generación. Ojalá siga siempre vigente.