Por qué son resistidos los agentes inmobiliarios a pesar de su rol estratégico

En un escenario cada vez más competitivo, las voces de los Colegios de Martilleros y Corredores Públicos se alzan para desacreditar el trabajo de estos participantess del sector. Las razones de una problemática que afecta el desarrollo del mercado de bienes raíces.

En la actualidad, son cada vez más los corredores inmobiliarios que recurren a los agentes inmobiliarios para desarrollar sus negocios. Advierten que su actividad resulta determinante en el crecimiento de las inmobiliarias.

En Argentina, la figura del agente inmobiliario está regulada en el Código Civil y Comercial de la Nación. En el Artículo Nº 1479 (Capítulo 17, Título IV, Libro Tercero) se establece que: “Hay contrato de Agencia cuando una parte, denominada agente, se obliga a promover negocios por cuenta de otra denominada preponente o empresario, de manera estable, continuada e independiente sin que medie relación laboral alguna, mediante una retribución. El agente es un intermediario independiente, no asume el riesgo de las operaciones ni representa al preponente. El contrato debe instrumentarse por escrito”.

La figura del agente inmobiliario apareció en nuestro país hace casi de dos décadas con RE/MAX, empresa pionera en ofrecer servicios inmobiliarios complementarios a corredores y emprendedores. Luego, con el paso del tiempo, llegaron otras firmas como Century 21, Coldwell Banker y Keymex, entre las más conocidas, que también operan bajo el formato de franquicia.

Hasta ese momento, las inmobiliarias contaban con la ayuda de colaboradores llamados dateros, asesores o vendedores, cuya función principal, lo mismo que los agentes, consiste en acercar clientes, contactos y negocios. En la actualidad, muchas inmobiliarias siguen trabajando de esa manera y otras tantas incorporaron, además, la figura del agente inmobiliario para ampliar el potencial de sus operaciones, tal es el caso de Lepore, Soldati, Toribio Achával y Roilands, entre las más destacadas del sector.

No obstante la legalidad de su figura, hace tiempo que los Colegios de Martilleros y Corredores Públicos iniciaron una activa campaña de “escraches” en redes sociales para desprestigiar el trabajo de los agentes inmobiliarios. La motivación de esta iniciativa tiene que ver con la “guerra judicial” que los Colegios de Martilleros y Corredores Públicos, especialmente los bonaerenses y el de la CABA, vienen sosteniendo desde hace años en la Justicia contra las empresas prestadoras de servicios inmobiliarios complementarios con el objetivo acotar el mercado.

Ahora, ante el fracaso de esa estrategia, los Colegios eligieron el camino de ir sobre el eslabón más débil con el argumento de que los agentes ejercen ilegalmente el corretaje inmobiliario. Esta iniciativa provocó fuertes contradicciones hacia adentro del sector porque la mayoría de las inmobiliarias que buscan innovar y ser más competitivas tienen incorporada a su estructura de negocios a la figura del agente inmobiliario.

El caso paradigmático es el de Paula Méndez, presidenta del Colegio de Martilleros y Corredores Públicos de San Isidro, uno de los más beligerantes contra los agentes. Paradójicamente, al tiempo que hace de la persecución de estos trabajadores una bandera de su gestión, Paula Méndez mantiene a través del portal de su inmobiliaria y sus redes sociales una activa campaña para la contratación de agentes.

Resulta evidente que los agentes no ejercen el corretaje porque esa es una facultad exclusiva del corredor inmobiliario, que estudió y se capacitó y que, además, debe contar con una matrícula profesional para hacerlo, según lo estable la ley que regula la actividad inmobiliaria en el país.

En este sentido la normativa es clara. El agente no está habilitado legalmente para firmar los contratos ni pueden cobrar honorarios por ello, atributos que son exclusivos del corredor inmobiliario, único responsable de la operación. Por supuesto, los agentes cobran por su trabajo (facilitar negocios, acercar clientes) a través de una comisión que se pacta, de antemano y por contrato civil y comercial, con el corredor responsable de la inmobiliaria contratante.

Pese a todo, la figura del agente inmobiliario sigue siendo resistida por los Colegios y, tal vez, lo siga siendo por algún tiempo más. No obstante, muchas personas que buscan una alternativa de trabajo independiente, lo mismo que martilleros y corredores públicos de carrera recién recibidos, eligen iniciarse en el mundo inmobiliario trabajando como agentes (primera línea de contacto de las inmobiliarias con los clientes) porque eso les permite conocer y ganar experiencia en un mercado cada vez más competitivo.