Robos violentos de teléfonos, un flagelo que no deja de crecer

Por SILVANA GIUDICI / Directora del ENACOM

La tasa de robo de celulares sigue creciendo. También aumenta la violencia aplicada para cometer el delito. El caso de Morena, doloroso, trágico y que nos ha conmocionado es un ejemplo de ese incremento.

En 2017, el ENACOM implementó un sistema de bloqueo automático de IMEI (el número de identidad con que el aparato se conecta a la red de telefonía móvil) para que, cuando una persona sufre el robo de su teléfono, pueda bloquearlo y evitar así que siga funcionando con su línea.

El sistema es efectivo, funciona en coordinación con las tres compañías de móviles de Argentina y con la base de datos mundial de GSMA, la asociación que nuclea 750 operadores móviles y más de 400 empresas relacionadas, fabricantes y proveedores de tecnología. Lo implementamos a partir de la creación del *910, el número al que debe llamar el usuario. Brindando datos de línea telefónica e identidad, el sistema automáticamente bloquea el móvil robado a través de la identificación del IMEI, imposibilitando que el teléfono se comercialice legalmente porque no podrá utilizarse en ninguna red de telefonía celular de Argentina ni en las de países que adhieren a este sistema internacional de bloqueo.

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En 2019, año de la implementación del *910, se recibieron 1.500.000 solicitudes de bloqueo de IMEI. El éxito del sistema estuvo dado por la profusa publicidad dado al mecanismo y por acciones coordinadas con el Ministerio de Seguridad conducido por Patricia Bullrich, que permitió la recuperación de miles de terminales robadas. Durante 2022, las llamadas recibidas con denuncias para el bloqueo de IMEI bajaron a 1.030.000. Eso no significa que bajaron los robos de celulares. Solo indica que los usuarios no denuncian el robo.

Según fuentes no oficiales, deduciendo a partir de la estadística global de robo y hurto, se estima que entre 5 mil y 9 mil celulares son robados por día en Argentina. La falta de una cifra exacta se debe a que no se recaban, ni publicitan más, indicadores de criminalidad desagregados desde el Ministerio de Seguridad conducido por Aníbal Fernández.

Unas 3500 llamadas al *910 se reciben por día. Es decir, casi dos tercios de los celulares robados llegan desbloqueados al mercado negro y permiten que “cuevas” de reventa rápidamente alteren los números de fábrica y vuelvan a circular antes de que las compañías envíen a la Black List internacional que lleva GSMA el número de serie de IMEI robado.

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En conjunto con la nominatividad de las líneas prepagas, exigencia que también se dispuso en la misma resolución del ENACOM de la gestión pasada, el bloqueo de IMEI es la medida tecnológica más efectiva para desalentar el mercado paralelo y la reventa de celulares. Por eso la importancia de continuar con las acciones de difusión y publicidad de la llamada al *910, lamentablemente esa publicidad oficial fue discontinuada.

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La tecnología siempre avanza más rápido que la normativa, los organismos estatales y la Justicia. Además del bloqueo de IMEI, las terminales con sistema ANDROID o IOS tienen incorporados, al activar las cuentas personales, sistemas de trackeo que permiten descubrir dónde fue el delincuente con el teléfono robado. Muchas veces podemos verlo desde nuevos aparatos o computadoras en la misma ubicación durante muchos días, hasta que lo desarmen, clonen o desactiven. Entonces ¿por qué las autoridades policiales no pueden recuperarlos?

El Estado muestra la misma impotencia. No se previenen los robos por falta de políticas de seguridad y acción policial ni se acciona con rapidez en la recuperación de teléfonos que pueden ser trackeados porque para entrar al domicilio detectado por el geolocalizador interno del aparato (domicilios que, en su mayoría, coinciden con las cuevas de reventa) se necesitan órdenes de allanamiento de fiscalías nacionales.