Por HUGO HAIME / Consultor político
La campaña comenzó y ya nos llenamos de avisos por TV, radio y redes, pero si bien las fórmulas son más de diez, la incertidumbre se centra en la dinámica de tres marcas, cuatro candidatos, el voto en blanco y la abstención electoral.
Comunicacionalmente los cuatro intentan definir su posicionamiento, Patricia: “La fuerza del Cambio”, Milei: “Construir un país distinto”, Larreta: “Este país tiene arreglo”, Massa: “Capacidad de Gestión para cuidarte”. Como vemos, son tres propuestas de cambio y una propuesta de retomar el camino, haciendo las cosas que no se hicieron.
Los spots son la parte visible de una campaña. Allí podemos ver las intenciones. El de Unión por la Patria intenta hablarles a los trabajadores con énfasis en los más sumergidos, diciéndoles “sé que sufriste, en la etapa que sigue te voy a cuidar”.
Milei es de los más completos, habla al mismo tiempo de nuevos valores y direcciona hacia los que se sienten defraudados por la casta, interpela a los humildes y a los jóvenes; se propone para atacar la inflación y la inseguridad.
Una de las dudas es sobre el presentismo ante un electorado cansado de los dirigentes
Patricia hace eje en el orden y la seguridad, cambio o nada. Su objetivo es obturar el paso a Larreta. Éste tiene el spot más marketinero, les habla a todos, pero define poco. No es casual que cuando analizamos perfiles el jefe de Gobierno no se destaca en ninguno. Extraño que alguien que ejerció el Ejecutivo de la Capital durante ocho años no sea considerado el más capaz. Son la firmeza y la decisión acompañados de capacidad de gestión y sensibilidad social los atributos más valorados por los electores.
Patricia es considerada Firme para ocuparse de la seguridad y punto. Milei sería Firme, Capaz para ocuparse de la inflación y con cierto grado de sensibilidad social. Massa es percibido Capaz y Preocupado por los problemas cotidianos del electorado, entre ellos la economía. Así están dispuestas las piezas.
Cada candidato tiene un andarivel por donde desarrollarse. Massa emerge como un candidato competitivo, porque al tiempo que el kirchnerismo y el peronismo del interior trabajan para conseguir el voto de los sectores más pobres, él le puede hablar a la clase media baja. Para que el peronismo tenga posibilidad competitiva no sólo tiene que conseguir el voto de los que nada tienen, sino que necesita vencer dentro de los sectores sociales que luchan por no caer y tienen aspiraciones de vivir como los sectores medios y medios altos. Quien se gana a la clase media baja gana las elecciones y es a la que Massa le habló históricamente en 2013/2015/2017. Es a la que debemos mirar.
La clase media baja en su gran mayoría está en relación de dependencia o es autónomo, pero estar integrada al sistema no le garantiza no caer en la pobreza. Y allí el ministro tiene el problema de la inflación. Pero la ventaja es que hay trabajo y que es un electorado al cual no le agradan las propuestas del tipo “cambio todo y mientras resuelvo las cosas arréglate como puedas”. Aquí la pelea del peronismo no es con Cambiemos, es con Milei.
La pelea Bullrich-Milei les está costando votos y puntos de imagen a los dos. Ellos no sólo se diferencian por sus proyectos, tampoco pescan en la misma pecera. Patricia toma votos del PRO puro, mientras Larreta tiene menos votos dentro del núcleo duro y toma votos de Alberto y Lavagna 2019. Pero el que hay que mirar con atención es a Milei, quien por presencia o ausencia será el gran protagonista.
Milei se mantiene alto en las encuestas porque toma un sector de votos que provienen tanto de Cambiemos como del peronismo. ¿Y Massa a quién le puede robar votos? Tanto a Larreta como a Milei. Si Massa logra que los votos para Alberto 2019 vuelvan al tronco original sacaría ventaja. Y le dejaría el problema a Cambiemos, principal preocupado por el libertario, ya que de allí provienen la mayoría de sus votos. La gran duda en todo esto es cuántos terminará sacando Milei. El libertario es la gran incógnita, porque está con graves problemas de armado político. Las denuncias y rumores no hacen por ahora mella en sus electores.
El tema es quién trabaja su boleta, quién habla con los vecinos. Su problema no está en las grandes ciudades, allí los votantes van solos al cuarto oscuro, su problema está en el Conurbano y los interiores provinciales donde los referentes locales tienen peso.
Hay más de una provincia y municipio en donde no puede presentar candidatos. Por eso los tres tercios están en las encuestas, pero es difícil saber si estarán en las urnas. Si lo están será la gran figura Y si no, de su caudal depende la diferencia porcentual entre las coaliciones y si hay o no segunda vuelta.
La otra duda es sobre el presentismo ante un electorado cansado de los dirigentes y que ya aprendió que las PASO para ellos, solo es una gran encuesta.