Cómo avanzar hacia un gobierno de unidad nacional

Por EDUARDO DUHALDE / Ex Presidente de la Nación

Cuando en octubre se celebren las elecciones nacionales estaré cumpliendo 50 años de participación en política, donde transitamos aciertos y también errores. Pero si hay una temática en la que estoy plenamente convencido de que hemos sido exitosos es en la construcción de gobiernos de unidad, tanto en el ámbito municipal, como así también en el provincial y nacional, donde el orden, el control y el respeto fueron esenciales para su concreción.

Lograrlo fue realmente sencillo. En todos los casos, la oposición tuvo a su cargo la responsabilidad de gestionar los organismos de control del Estado, porque quien gobierna no puede ni debe controlarse a sí mismo. Hacerlo, le abriría las puertas a un estado generalizado de corrupción. Del mismo modo, las reuniones de gabinete siempre estuvieron abiertas para todos aquellos legisladores que quisieran participar de acuerdo al temario del día.

Últimamente vengo manteniendo reuniones con representantes de las distintas fuerzas políticas en búsqueda de que el próximo gobierno tenga las mayorías parlamentarias indispensables para la sanción de las leyes que necesitamos los argentinos. Porque a un mes de la presentación de las listas con los precandidatos para las próximas elecciones, aún quedan muchas incógnitas por definir.

No sabemos quiénes serán los representantes de cada sector, ni si habrá una competencia interna dentro de cada frente. Pero lo que sí sabemos es que pase lo que pase, sea cual fuera el escrutinio final, ninguna fuerza o alianza política contará con mayoría propia en el Congreso Nacional. Ya son varios los dirigentes que se autoproclaman precandidatos a presidente de la Nación quienes hacen distintas propuestas que de antemano saben que les será imposible de concretar sin mayoría parlamentaria.

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CONSEJO PARA LA UNIDAD

Para alcanzar dichas mayorías sería muy importante constituir un Consejo con representantes de cada fuerza o espacio en el cual ha de generarse un clima de consenso a fin de analizar la forma de concretar los compromisos. Nunca debemos olvidar que somos hermanos de Patria, estamos obligados a ir en búsqueda de la concordia, porque de lo contrario seguiremos cayendo cada día un poco más.

A los fines de la implementación del Consejo, será necesario prefigurar un acuerdo de gobernabilidad. Los principales dirigentes deberán acordar, previo a las elecciones, la conformación de espacios de trabajo comunes dentro del futuro gobierno. Lo ideal sería que se pongan de acuerdo respecto a que el que gana le entregue a la segunda y tercera mayoría una porción de poder.

Preliminarmente sus integrantes deberán sentar las bases de las cuestiones prioritarias para el desarrollo del país. Entre ellas podríamos mencionar: redefinir la estructura del Estado Nacional (reducción del número de ministerios, reconversión administrativa, rol de las empresas públicas, entre otras). Además, definición acerca de la salud pública; establecer las pautas del sistema de seguridad; la lucha contra el narcotráfico, redimensionar las políticas en materia social; diseñar planes para el desarrollo productivo; encausar la educación pública y todas aquellas cuestiones inherentes a la satisfacción del interés general, que en definitiva es el cometido esencial del Estado.

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REFLEXIÓN FINAL

Después de una vida dedicada a la política, veo con claridad que cada uno de nosotros debe ceder una parte de su espacio para que juntos construyamos un todo que nos permita transitar estos tiempos turbulentos que vive nuestra Patria.

Este es un aporte, puede haber otros más, pero la esencia de mi mensaje es que debemos hacer un esfuerzo mayúsculo para construir una salida consensuada. Es apostar a un nuevo paradigma, que estoy seguro de que a muchos les provocará recelos, pero como aquel que dijo, ante la zozobra y el naufragio inminente, o nos salvamos todos juntos, o nadie podrá proclamar su sobrevivencia en la soledad de la nada que nos espera.