Por FACUNDO SUÁREZ LASTRA / Dirigente de la Unión Cívica Radical
La Argentina necesita un cambio de rumbo. Hoy es un fuerte consenso social lo que hasta hace poco era la convicción de unos pocos: el enorme fracaso del último gobierno kirchnerista y el agotamiento de un modelo que nunca logró cumplir con los objetivos que se planteaba.
Solo con líderes carismáticos no alcanza, no es bueno, no conviene.
Juntos por el Cambio es mucho más que el radicalismo, el Pro, la Coalición Cívica y el peronismo republicano. Juntos por el Cambio es esencialmente la vocación por trabajar por el país que nos merecemos. Nos unen los mismos ideales republicanos y la convicción de que hay un programa mínimo común que podrá sacar a la Argentina de décadas de atraso. Nos une también la responsabilidad de atender la demanda de ejemplaridad, de corrección y de austeridad que clama nuestra sociedad.
Es mucho más lo que nos une, que lo que nos separa. La experiencia de trabajo de los bloques parlamentarios que integran la coalición a lo largo de estos años demuestra que es posible actuar en equipo, respetando las diferencias y consolidando las coincidencias. Con el aporte del radicalismo en sus conducciones, cada espacio ha sabido preservar sus propias identidades y se pudieron acordar políticas comunes que expresan los idearios del conjunto.
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Por eso, si queremos cambiar, cambiemos. Las PASO no deben ser la interna del Pro, esto llevaría la oferta electoral de Juntos por Cambio a su mínima expresión. Tenemos la oportunidad de consolidar a Juntos por el Cambio como opción haciendo de las PASO una instancia que no sea una mera competencia de proyectos personales, o la disputa entre halcones y palomas del Pro, sino ofrecer al votante las distintas perspectivas y valores de todas las fuerzas políticas que integran este espacio.
Como radical comprometido con el fortalecimiento de nuestra coalición, saludo la decisión del presidente del partido, Gerardo Morales, de competir por la candidatura presidencial. Expresa con claridad el carácter, la firmeza, la experiencia de gestión, la amplitud y la habilidad política que la función de gobierno siempre requiere, más aún en las circunstancias que atraviesa nuestro país. Por sobre todo, ofrece la oportunidad de un cambio importante y necesario en el perfil político de Juntos por el Cambio.
Por primera vez, sin que medie una proscripción, el peronismo aparece en las encuestas sin posibilidades de alcanzar el primer lugar en una elección, sino más bien de disputar el segundo. Esto hace que nuestra responsabilidad sea mayor. Se torna imperiosa la necesidad de aprender de las lecciones del pasado para poner el foco en lo que realmente importa: sacar al 40% de nuestros compatriotas de la pobreza, poner a los argentinos a trabajar, a educarse, a ser capaces de construir un futuro mejor.
Esto definitivamente requiere de una verdadera coalición que tenga la habilidad política de hacerse fuerte en los acuerdos que la constituyen y pueda, a partir de un importante triunfo, incorporar a quienes estén dispuestos a aportar desde su lugar al cambio.
Nuestra esperanza tiene bases fundadas y sólidas. Los equipos técnicos de las fuerzas políticas que integran Juntos por el Cambio han avanzado en el consenso de un plan integral.Y además, contamos con fuerzas productivas capacitadas para dar el salto adelante, el mejor escenario internacional en cuanto a la demanda y precio de lo que producimos y una alta calificación en la economía del conocimiento que nos permitirá integrarnos al mundo de los innovadores.
Frente a las malas políticas y a los malos políticos el peor camino es el de la antipolítica. El mejor, el indispensable, es el de la buena política.
Si Juntos por el Cambio supera el internismo exacerbado y abre sus espacio a la competencia leal de propuestas y perfiles de sus candidatos, será la opción que los argentinos necesitan para recuperar la esperanza, la normalidad perdida, para ser un gobierno con ideas claras y firmes, con la decisión, la capacidad y la experiencia para llevarlas adelante.
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