LISANDRO RAMELLA / Especialista en marketing y consultor psicológico
Un tema recurrente en la discusión política es el de la falta de compromiso y participación por parte del ciudadano en temas y acciones políticas. Vale destacar que cuando me refiero a ciudadano lo hago pensando en aquel que no tiene ninguna afiliación político-partidaria. Entendiendo esto último, es común escuchar que existe un problema en “la falta de compromiso político del ciudadano”.
En este artículo, me gustaría reflexionar con los lectores sobre esta realidad, pero no para “retar” al ciudadano o señalarlo con dedo acusador (como si lo hacen muchos personajes de la escena política partidaria argentina) sino por el contrario, para entender las causas de este fenómeno.
Con el objeto de resolver lo que planteo en el párrafo anterior, debo rescatar algunas ideas básicas de la comunicación de Marketing Político o la comunicación de Marketing en general. Al respecto, recuerdo que al comunicar (independientemente de si estoy comunicando servicios, productos, marcas, personas, ideologías políticas, etc.) tengo que partir de la base del lenguaje que utilizan aquellos públicos que constituyen mi objetivo de audiencia (o en política electorado o ciudadanos) como así también de la realidad cotidiana en la cual se encuentran inmersos. Esto último es así, incluso cuando planteo un escenario aspiracional. Es decir, cuando intento mostrarle al público objetivo, no su realidad actual sino aquella a la que podría pertenecer. Significa lo anterior que, cuando planteo un escenario aspiracional igualmente debo comunicar atendiendo a las realidades cotidianas del público y a su lenguaje particular.
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La comunicación política partidaria actual se desenvuelve exactamente a la inversa de lo que planteo en el párrafo anterior. Es decir, pone en el escenario comunicacional temas, realidades y terminología totalmente desfasada respecto de la cotidianeidad de los públicos a los cuales se dirige. Establece temáticas abstractas y se aleja del
problema cotidiano del ciudadano: el bache que está hace más de un año en la esquina, la usencia de clases en colegios o escuelas públicas, las situaciones de inseguridad o la inflación, entre otros ejemplos. Entendiendo dicha realidad cabría instalar el interrogante de si el problema radica en; ¿Ciudadanos poco comprometidos o comunicación política deficiente?.