La cantidad de estaciones de servicio en la Ciudad de Buenos Aires disminuyó en más del 45 por ciento en los últimos 25 años. La reducción promedio a nivel nacional fue menor al 8 por ciento.
La Ciudad pasó de tener 449 surtidores activos en 1995 a tan sólo 243 en 2020. En el país la baja fue de 5.384 a 4.958 operadoras durante ese período, según información que la Dirección General de Estadísticas y Censos del Ministerio de Hacienda y Finanzas porteña.
Sin embargo, el volumen de ventas del mercado de combustibles en la Ciudad de Buenos Aires se mantuvo en niveles regulares y sin grandes modificaciones (excepto en 2020) en materia de gas oil, naftas (no incluye aeronaftas) y lubricantes. No fue así en gas natural comprimido, donde mermó en más del 55 por ciento.
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Ignacio Barousse, gerente de la Federación de Empresarios de Combustibles de la República Argentina (FECRA) afirmó que “en líneas generales, la demanda de combustibles sigue al crecimiento económico y está vinculada a la evolución del PBI. La disminución en la cantidad de estaciones en la Ciudad, en un contexto de demanda estabilizada, se refleja en un aumento de los volúmenes promedio vendidos por boca. Esto último está asociado, especialmente en la Ciudad, con el aumento de los volúmenes necesarios para alcanzar el punto de equilibrio”.
El experto sostuvo que mientras se dé una mejora macroeconómica, aumentará la demanda de combustibles, pero en un contexto de márgenes castigados dicho aumento no se reflejará en un aumento de la cantidad de estaciones de servicio operativas.
“Si continúa el escenario actual de precios congelados y gastos operativos crecientes vinculados a la inflación y las paritarias, disminuirá la cantidad de estaciones de servicio. Esto último ya sucedió, especialmente en el período 2002-2010, donde en un contexto de precios controlados y gastos operativos crecientes desaparecieron más de 2.000 estaciones de servicio”, explicó.
Y ante la pregunta de cómo se observa el panorama 2022, Barousse reconoció que “con mucha incertidumbre”, dada la prolongación del congelamiento de precios (sin aumentos desde mayo de este año) y, bajo su mirada, “sin un marco claro de lo que sucederá el próximo año”.