Por SONIDO GREMIAL / Medio de noticias
Aparece apropiada la intención del candidato libertario José Luis Espert de intentar reformar el sistema y meter preso a los sindicalistas que cometan un delito. Ahora bien, hay también que hacer notar que es un cartel luminoso para quien no tiene un panorama amplio de la cosa.
Espert plantea una reforma laboral que es debatible. En tiempos donde el trabajo avanza y cambia, todo debe ser adaptable. Pero allí, el libertario no se detiene en que, por ejemplo, los convenios colectivos de trabajo se reforman y adaptan permanentemente en negociaciones asiduas entre quienes representan los intereses de los trabajadores y quienes defienden el bolsillo de los empresarios. Y esta es una conexión sana y que permite que todo se mantenga en tiempo. Si de reforma se trata, sería muy sano llamar a todos los actores que integran el sistema laboral, como empresarios, funcionarios, trabajadores y Gobierno para impulsar un proyecto que sea debatible en las diferentes cámaras, diputados y senadores, y el consenso haga vibrar el sistema republicano y democrático que rige en la Argentina ininterrumpidamente desde 1983. Esto podría llamarse “consenso”.
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Apresar dirigentes sindicales aparece como una propuesta de las que se quejan sostenidamente desde sectores como el PRO, la Izquierda (aun con muchos sindicalistas dentro de sus organizaciones) o, justamente, el espacio del propio Espert.
Una propuesta populista. Linda. Llamativa. Pero carente de sentido en un sistema en el cual todo aquel que cometa un delito, debe ir preso. Debe someterse a la Justicia, a un proceso judicial, ajustarse a derecho y, en caso de demostrarse su culpabilidad, dormir entre rejas. Código Procesal Pena.
Por esto resulta llamativa la propuesta sostenida, y no es de ahora, de Espert. La pregunta radica en verdad si no debería ir preso todo aquel que se quede con lo que no es suyo. Que le robe a otro. Que mate. Que malverse fondos. Que se beneficie a costas del esfuerzo de otro, etcetera.
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Y en ese panorama que Espert reduce a dirigentes sindicales, se podría obtener mayores beneficios electorales si amplía su propuesta hacia sus pares. Ex presidentes/as, Presidentes/as, ministros/as, ex ministros/as, diputados/as, senadores/as.
Limitar el derecho a huelga ya amerita una reforma consitucional. Y ese es otro cantar. Ya sería quitarle a los trabajadores mucho del derecho adquirido y establecido en la Carta Magna. Un tanto mucho. Un montón. Espero aduce que esto sería solamente, por ejemplo, en el sector Docente. Es decir, los docentes no deberían tener el derecho de protestar, de negociar sus salarios y en caso de no estar de acuerdo, poder reclamar.
En fin…