Argentina-Brasil: el despliegue de una diplomacia ejecutiva

Por DANIEL SCIOLI / Embajador argentino en Brasil

Asumí funciones en la Embajada argentina aquí en Brasil hace un año, en un momento en que la relación bilateral atravesaba su situación más compleja de las últimas décadas. Los dos países habíamos retrocedido en nuestra vocación de integración, y Brasil había dejado de ser nuestro principal socio comercial en un contexto agravado por la pandemia.

El presidente Alberto Fernández me instruyó que, con mi experiencia, hiciera lo posible para revertir esta coyuntura. Ese fue mi objetivo en el primer encuentro que mantuve con el presidente Jair Bolsonaro, donde le propuse abordar con pragmatismo nuestra relación.

En el mandatario brasileño encontré apertura y predisposición, comprometiendo el apoyo de todo su gabinete para trabajar por el fortalecimiento de la relación bilateral.

Tras la etapa inicial de construcción de diálogo político, había llegado el momento de desplegar el potencial productivo argentino. En los últimos 15 años, la Argentina tuvo USD 52 mil millones de déficit con Brasil. Para enfrentar esta situación, propuse que nuestro país no debía comprarle menos a Brasil, sino exportarle más.

Con el apoyo del Canciller Felipe Solá, junto a los consulados trazamos una ambiciosa estrategia comercial, que incluyó reuniones con todas las empresas brasileñas con intereses en la Argentina.

Visité personalmente 12 Estados brasileños y sus cámaras binacionales de industria y comercio, y me reuní con sus gobernadores. En total, fueron más de 45 mil kilómetros de territorio recorridos en misiones comerciales de alimentos y autopartes, entre otras, pese al contexto pandémico.

Como resultado, Brasil volvió a ser nuestro primer socio comercial, con un crecimiento del intercambio bilateral del 60% en el último año, principalmente en manufacturas de origen industrial.

Además, eliminamos las 49 controversias comerciales existentes en el sector agroalimentario y aseguramos inversiones productivas de empresas brasileñas en nuestro país por USD 1.250 millones, creando empleo genuino y sustituyendo importaciones.

A la par de ello, avanzamos decididamente en agendas estratégicas comunes para la integración en el campo de energía (gasoductos), infraestructura (nuevos puentes y corredores bioceánicos), industria, telecomunicaciones, ciencia y tecnología.

En estos días, el debate político brasileño es intenso. Tras un año de trabajo con distintos actores de este país, sólo puedo destacar la fortaleza de sus instituciones y el compromiso con la democracia. Auguro un porvenir de estabilidad con crecimiento que redundará en beneficios para la Argentina y la región en su conjunto.

Me han preguntado, en más de una ocasión, por qué no respondo a las frecuentes menciones del gobierno de Bolsonaro al rumbo de nuestro país. Es sencillo: el presidente Alberto Fernández me pidió priorizar la alianza estratégica, convencido de que trabajando juntos vamos a lograr recuperarnos más rápido del impacto provocado por la pandemia.

La única verdad es la realidad, y ella muestra que la Argentina se está recuperando con sustentabilidad económica, social, productiva y financiera. Como siempre digo, el tiempo es un gran ordenador.

Quiero destacar mis encuentros con ex Presidentes brasileños. Sarney me transmitió los valores que llevaron a dejar atrás, junto al ex presidente Alfonsín, las diferencias históricas. Crecer juntos es la bandera.

Este espíritu también lo encontré en Collor de Melo con la creación del MERCOSUR y la ABACC. Pude apreciar la visión de futuro y la calidad intelectual de Fernando Cardoso, y la incansable vocación de Lula por la integración bilateral y fortalecimiento de la región.

Por otra parte, confío plenamente en que habrá acuerdo entre Brasil y Argentina sobre las negociaciones en marcha. Esto redundará en un beneficio mutuo y dará certidumbre y confianza a nuestros pujantes sectores productivos.

Los avances que hemos logrado en un año de gestión fueron posibles por la confianza y la visión del presidente Fernández, el trabajo conjunto con ministros y gobernadores de nuestro país y el apoyo de las autoridades brasileñas, en quienes encontré una permanente voluntad de trabajar para fortalecer los vínculos bilaterales.

Destaco, particularmente, el apoyo del gobierno brasileño a la negociación argentina con el FMI, la vocación de las autoridades legislativas en pos de la integración y el fallo histórico del Supremo Tribunal Federal de Brasil que nos permitió abrir más exportaciones, con gran impacto para nuestras economías regionales.

Hoy, nuestros países se encuentran transitando nuevamente el camino de la integración estratégica, central en nuestra recuperación social, económica y productiva. Trabajando juntos, saldremos más fortalecidos que nunca de la pandemia y volveremos a la vida que queremos.